Como adicto a todo lo que se parezca a Puzzle League, me ha dolido un poco que la avalancha de indies en Switch de esta semana haya sepultado a una joya poco conocida que ya tiene versiones en el resto de paltaformas.
Detrás del cuestionable estilo artístico y los blandos efectos de sonido de Tumblestone, se esconde uno de los puzzles de acción más inteligentes de los últimos años.
Aunque pueda parecer un Puzzle Bobble a primera vista, su mecánica es la contraria: se basa en ir quitando fichas del mismo color de tres en tres, en lugar de ir poniéndolas. El resultado es que hay que estar siempre planificando muchos pasos por delante, porque una ficha mal quitada puede destrozar el tablero entero dejando una solución imposible.
Para introducir las mecánicas tiene una campaña dividida en 12 mundos, empezando por uno con solo las reglas básicas. En él, incluso sus puzzles más difíciles se pueden resolver en pocos intentos o hasta a base de fuerza bruta.
Con 40 puzzles por mundo, a partir del segundo es donde empiezan los dolores de cabeza. Cada uno de ellos desbloquea un personaje y añade un modificador, una mecánica nueva que complica los puzzles, por ejemplo, bloqueando columnas cada dos turnos, moviendo filas lateralmente u obligando a disparar dos veces de golpe.
Aquí los puzzles dejan de poder resolverse fácilmente o a base de fuerza bruta, y muchas veces hay que dejarlos descansar e ir probando hasta que hacen clic. Es un caso de uso que se adapta muy bien a los móviles y, por extensión, a la Switch.
Esos mismos modificadores se desbloquean y trasladan al juego de verdad en los modos arcade y multijugador, que introducen la velocidad como un elemento más. En los cinco modos de ambos ya no vale tomarse tiempo y pensarse las cosas, sino que hay que tomar riesgos, tirando de intuición y de haber aprendido el «idioma» del juego y sus patrones más típicos.
Con uno, dos o tres amigos que estén a un nivel similar, Tumblestone pasa a ser un puzzle multijugador local brillante, sin nada que envidiar a los clásicos como Puzzle Fighter, Puzzle League o Magical Drop.
Tanto la campaña como el arcade están aderezados con un sistema de experiencia, que no sirve para mucho y cientos de misiones progresivamente más difíciles que añaden todavía más reto al ya de por sí difícil modo de un jugador y a las partidas contra bots.
En lo que a la versión de Switch respecta, no solo no tiene ninguna mejora, sino que además ha perdido el multijugador en línea, que ha sido eliminado por completo a cambio de una rebaja de precio a 12.99 euros, 10 menos que que en PC, Wii U, PlayStation 4 y Xbox One.
Aunque ese intercambio seguramente le merezca la pena a mucha gente, porque hasta en PS4 las partidas clasificatorias están prácticamente vacías, haber perdido la posibilidad de jugar en línea con amigos es probablemente una víctima más de la infraestructura en línea de Switch.