21-12-2012: la saga (relato por entregas)

Audrey y Thibault observaron las tiendas de campaña: Habrian llegado hoy o ayer, a ultima hora. Eran los mas pobres, los que no habian podido comprar una casa ni alquilar una habitacion para hoy. Se notaba que los primeros que habian llegado se habian apiñado junto al propio peñón de Parapluie, y el resto formaba un circulo alrededor de los primeros. A Audrey no le gustaba nada el paisaje que formaban todas aquellas lonas de colores en lo que consideraba su bosque, y ademas seguro que lo dejaban todo lleno de basura. Seguro. Pero bueno, no importaba demasiado porque al dia siguiente se acabaria todo y todas aquellas personas se irían a sus casas. Pero ahora los chicos no tenian tiempo de pensar en eso, estaban caminando en busca de una aventura, asi que dejaron atrás las tiendas y se internaron en el bosque. Ya casi habian llegado! Al final el dia estaba yendo genial, y eso que habia empezado fatal. Al menos para Audrey.

Nada mas levantarse sus padres estaban ya discutiendo. El tema de la discusion era el mismo que los ultimos dos días: Los extraños que estaban viviendo en su casa. La madre de Audrey decía que eran sucios e irrespetuosos, y que la miraban raro. Tambien decia que las "testigas" miraban raro a papá, y luego decia que si se habia acostado ya con alguna, mientras ella estaba trabajando en casa del señor Descombes. Papá se enfadó y se fué al bar, y mamá empezó a romper un monton de platos.

• Audrey, vistete de una maldita vez que vas a llegar tarde a la escuela!

• Pero mamá, mi amiga Adèle no va a ir a la escuela! ni Paul tampoco!

• Bueno, pues tu si que vas a ir, o sea que arrea!

A Audrey los extranjeros, o los "testigos" como los llamaba su madre, no le caian mal, de hecho, nada en absoluto. Siempre se mostraban muy amables, siempre tenian una palabra amable para ella cuando se encontraban por la casa. La casa de Audrey no era tan grande como la del señor Descombes, que era casi un rancho, pero era una casa de pueblo y tenia habitaciones grandes; y las tres familias nuevas habitaban en ellas agusto. Incluso comían allí su propia comida y no molestaban para nada, y además, la niña habia hecho un nuevo amigo: Thibault, el hijo de los Lambert.

Thibault Lambert tenia 10 años, como ella, y venía de París. A Audrey le caía muy bien porque era muy simpático y además, cuando le insistía, le contaba un montón de cosas sobre los famosos y la gran ciudad. Por eso cuando la mamá de Audrey le mandó a vestirse para irse a la escuela, pasó por la puerta de la habitación los Lambert y tocó muy despacito.

• Está Thibault despierto ya?

• Si, claro, guapa, un momento - Dijo su madre.

• Hola Audrey! que quieres?

• Me voy a la escuela. Pero queria darte esto primero.

Y Audrey le dió a Thibault un trocito de papel.

Luego se vistió con su camiseta de las Monster High, y se colgó su mochila, se despidió de su madre y se fué.

Bajó toda la calle hasta la escuela, donde a través de la verja pudo comprobar que no habia ni de lejos tantos niños como otros dias. Y desde luego no vio a ninguno de los que consideraba sus mejores amigos: sus padres no les habian dejado ir a clase aquel dia. Claro! con todo aquello del apocalipsis. Era normal.

Entonces giró disimuladamente hacia la izquierda, ni muy deprisa ni muy lento, para que nadie la mirase demasiado, y subio por la calle de la comisaría. Intentó no mirar mucho, por si la veía alguno de los agentes y le hacia volver a la escuela, o mucho peor, si la veía su propio tío Bert, que era el comisario, y la mandaba a casa con la pesada de su madre.

Pero no la vieron. Por el rabillo del ojo ella sólo vio al chico joven que se llamaba Pierre, quien al parecer trataba de sacar sin éxito las esposas que se habian quedado atascadas a la antena de su coche.

Luego dobló la esquina y siguió hasta la calle principal. Allí pudo ver un hecho extraordinario.

La calle principal de Parapluie era un auténtico hervidero de personas: Audrey jamás habia visto tanta gente junta, tan solo en la televisión. Arriba y abajo andaban familias, parejas, chicas y chicos jóvenes y viejos. Algunos cargaban pesadas mochilas, e incluso sacos de dormir y hasta bombonas de gas. Incluso habia una chica que llevaba una caja llena de gatitos. En la puerta del almacén de herramientas de Besson, un chico y unas chicas, todos negros, estaban cantando acompañados de una guitarra. Audrey no habia visto nunca un negro hasta aquella misma semana.
Dos camiones en fila trasegaban cajas hasta el Restaurante l'Etoile. Unos chicos pintados de colores paseaban con una enorme bandera, y un hombre con una larga barba estaba subido en una caja de madera con una campana y gritaba:

• En el camino de la justicia esta la vida, y en sus caminos no hay muerte! Palabra del señor.

Con todo aquel jaleo, no habria nadie que la viese ni le dijese nada. Asi que cruzó la calle y siguió su camino hacia la parte trasera de la iglesia. Se sentó en una piedra y esperó. El campanario empezó a dar la hora, y cuando la ultima campanada sonó, apareció Thibault, con su notita en la mano.

• Llegas puntual!! claro, los de Paris sois siempre puntuales a que si?

• A las nueve detras de la iglesia. Pues a las nueve, no iba a venir a las diez. Que es eso que pone aqui que me quieres enseñar?

• Pues habia pensado que... como siempre me estas contando cosas de Paris y todo eso... queria que vieras que aqui tambien tenemos cosas bonitas.

• Jajaja. Y que cosas son?

• Pues... sigueme y lo veras!

Luego se metieron en el bosque, vieron que estaba todo lleno de tiendas de campaña, pero siguieron buscando. Tenian que estar por aqui! lo que pasa es que se escondian bien. Su pelaje tenia el mismo color que los cedros, y sus cuernos se confundian con las ramas, pero Audrey habia visto algunos y eran lo mas bonito que habia visto jamas, tele incluida, y cuando Thibault viera uno iba a alucinar!

• Oye Audrey, no crees que nos estamos yendo demasiado lejos?

• No te preocupes, se por donde voy! he paseado por aqui miles de veces!

• Pero es que mi madre se estará preocupando!

• Que pasa, que eres un gallina? Venga hombre ya veras! mira, sigueme, detras de esta raiz grande... Ay!!! mierda!!

• Audrey!!! te has hecho daño? Espera, voy!!! Eso es, mira, levanta... un momento... oye Audrey, eso de ahi no es... oh dios... es un c...

Thibault no pudo evitarlo y se puso a vomitar el desayuno, y luego un poco más, haciendo un pequeño charquito en la poca nieve que quedaba, y algo en los pantalones de Audrey. Esta casi ni le dió importancia porque habia visto otra cosa de la que no podia apartar la vision. Aquellas cosas negras, el rojo vivo de la sangre fresca y el olor a hierro.

El ciervo habia sido cortado en seis trozos limpios, casi parecia que se pudiese volver a montar con pegamento y un poco de paciencia. Las moscas aun no lo habian encontrado, y miraba a los chicos con ese aire listo que tienen esos animales.

• mamá - sollozó Audrey en voz muy bajita - mamá, mamá!

• Audrey! Audrey! mírame! tu mamá no esta aquí! vamos, levanta, no sé volver sin tí!

Pero por mas que lo intentaba, la zarandeaba y la estiraba, Audrey no sacó la cabeza de entre las rodillas, todo lo que consiguió es que gritase mas fuerte.