Los 37 mejores comienzos de la historia...

charlesmarri #1 Mar '16 Pintamonas

He visto este artículo y me ha parecido curioso compartirlo con vosotros.

Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas para destruir los guiñapos y ruinas de la Historia.

¿Y tú, algún otro comienzo que quieras destacar de estos 37 u otros?

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Polakoooo #2 Mar '16 Moderador

El inicio de Tu rostro Mañana, de Javier Marías:

No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra o cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido. Contar es casi siempre un regalo, incluso cuando lleva e inyecta veneno el cuento, también es un vínculo y otorgar confianza, y rara es la confianza que antes o después no se traiciona, raro el vínculo que no se enreda o anuda, y así acaba apretando y hay que tirar de navaja o filo para cortarlo.

Y sigue.

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Mako666 #3 Mar '16

"Everything starts somewhere, although many physicists disagree." - Terry Pratchett, Hogfather.

Básicamente es magnífico y al mismo tiempo resume todo el pensamiento de uno de los mejores escritores de la historia en una sola linea.

No la pongo en español porque no la encuentro, me da pereza ir a la biblioteca a sacar el libro y mirarlo y, sobre todo, por postureo.

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B

[Borrado] #4 Mar '16

#1 poh como me encantó Fahrenheit 451

T

Thoth #5 Abr '16

Pride and Prejudice?

Edit: nada, que estoy ciego.

Lolerpopler #6 Abr '16 Cinturón negro

Para mi uno de mis favoritos es el de Niebla de Unamuno

Al aparecer Augusto a la puerta de su casa extendió el brazo derecho, con la mano
palma abajo y abierta, y dirigiendo los ojos al cielo quedóse un momento parado en
esta actitud estatuaria y augusta. No era que tomaba posesión del mundo exterior,
sino era que observaba si llovía. Y al recibir en el dorso de la mano el frescor del
lento orvallo frunció el sobrecejo. Y no era tampoco que le molestase la llovizna, sino
el tener que abrir el paraguas. ¡Estaba tan elegante, tan esbelto, plegado y dentro
de su funda! Un paraguas cerrado es tan elegante como es feo un paraguas abierto.

— Niebla - Miguel de Unamuno

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