Esto no es publicidad para mi nuevo libro. Ni para mi libro hecho por capítulos en blogspot. Ni siquiera para el super libro que revolucionará el mundo.
Como el título reza, he perdido lo que antes era el faro de mi escritura. No sé por qué, pero antes me encantaba escribir, adoraba ver como mis ideas se transformaban en palabras colocadas estratégicamente para formar una historia. No una de esas estúpidas historias basadas en una persona muy similar a cada uno de nosotros que hacemos para sentirnos realizados, ni una de esas basuras que sale cuando juntamos demasiado el género del terror con las grandes universidades.
No son grandes ideas, ni innovadoras, ni originales, pero son mías. Quiero decir, ¿qué puedes apreciar más que el trabajo que haces tú mismo? Antes disfrutaba como un chiquillo escribiendo lo que aún bulle en mi cabeza, pero con la diferencia de que ahora escribir es un proceso herrumbroso y trillado. Lo que antes me movía, ahora ha desaparecido. ¿Juventud? ¿Amores? ¿Familia? ¿Hogar? Todo eso lo he cambiado, y sigo sin dar con la tecla.
Por eso hago este post. No soy un maldito Bukowsky, no vengo a llorar y a autocompadecerme en un mar de humor ácido, ni a que me den una palmadita en la espalda. Solo quiero saber que demonios pasa cuando estás así, con la desembocadura del río taponada, evitando el flujo. Sé que aquí hay gente que escribe, y sé que esto le pasa a cualquier persona que le dedique el suficiente tiempo como para preocuparse por temas, a priori, tan intrascendentes. Y me arde por dentro ver que las manos me pesan cuando escribo porque ya no me motiva escribir.
PD: Si no está bien visto el tema, chápenlo, no hay problema en eso.