Battling Boy de Paul Pope

Psicotropica

Todo aquel que haya pasado una semana en Torrevieja en pleno agosto sabe lo que es dejarse la piel luchando contra monstruos: guiris sudorosos por la mañana, hosteleros asesinos a medio día y cucarachas voladoras por la noche. Día tras día. Durante toda la semana.
Vale, siento haberte traído esos horribles recuerdos :(

Algo parecido está ocurriendo en Arcópolis, ciudad tomada por terribles monstruos que no sólo destruyen y saquean sino que además se están dedicando a secuestrar a todo niño a su alcance. Sólo Haggard West, un tipo con redaños de oro, se dedica a combatir a estos engendros para beneplácito de los impotentes ciudadanos y gobernantes.
El problema de tener un único héroe en la ciudad, aparte de lo repetitivos que pueden llegar a los telediarios, es que cuando muere se puede liar muy parda.

Así, una vez despojada de su principal defensa, la ciudad se enfrenta a su seguro final a manos de una criatura indestructible, pero ¡atención! un semidios venido de otra dimensión aparece para combatir este mal. Un semidios de 12 años, eso sí.

Battling Boy, de Paul Pope, es un pequeño caramelo con trazas del mejor cómic de aventuras americano y europeo y el aroma de los mitos clásicos, con una historia que transcurre con agilidad entre tramas misteriosas, costumbrismo infrahumano y hostias como panes. Ya sabes, lo que hizo grande a Los Serrano.

El dibujo es igual de ágil que la trama pero no por ello escatima en detalles y a la que te descuides te vas a encontrar con cara de frisbi paladeando cada secuencia, encuadre y colorines. Alimento del bueno para la vista y el espíritu. La lástima es que la edición de DeBolsillo es demasiado… de bolsillo, y no deja que apreciemos el arte de esta obra como merece, pero bueno, pequeñeces. Nunca mejor dicho.

En definitiva, un cómic muy divertido y grato de leer de los que te dejan satisfecho y con ganas de guateque para varios días.


Fuente: Acid Free

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