La Leyenda del Rey Lobo.

Nyarlatitep

Sinopsis:

A finales del septuagesimo septimo año, las tribus Avarosanas se encuentran al borde de la aniquilación total, a punto de ser aniquiladas por los ejércitos de la Garra Invernal al mando de una de las mejores matriarcas de todos los tiempos: Sejuani. Su alianza con el Rey Barbaro Ragnar V de Rackenhall, con Sylas y con el semidios Volibear, pretenden la aniquilación de todas las tribus sureñas como Estado y el reparto del Freljord conocido entre las potencias aliadas con la Garra Invernal, eso incluía a Sylas de Dregbourne. Todas estas fuerzas constituían un poder imparable que, de haber conseguido sus objetivos, habrían determinado para siempre el devenir de la historia en el Norte Helado. Pero el azar y la fortuna intervinieron para que las cosas fueran por otro rumbo.

Pocos meses antes del estallido más cruento que no se hubiera vivido en el Freljord, apareció un joven. Un joven que estaba destinado a cambiar el curso de la historia. Un joven que recorrería un camino extraño y difícil, pero que transformaría el noroeste y el noreste Freljordianos en una de las potencias más poderosas que no se hubiera visto jamás en la historia de Runnaterra. Un joven que ascendería a Grado de Patriarca, y que cambiaría el curso de la historia para siempre, un joven que iniciaría un camino difícil y equivocado para muchos, pero que sin embargo, cambió para siempre el curso de la historia, que transformó lo que debía ocurrir en lo que finalmente fue, creando los hechos que se conocerán como la génesis de un nuevo imperio y una civilización secular en el tiempo y en la historia del mundo. Aquel joven recibió el nombre de una antigua leyenda, que sería recordada por la Garra Invernal, los sacerdotes ursinos y por los avarosanos, incluido por la mismísima Ashe: Vulvain.

Las hazañas de este joven alcanzaron tal preeminencia entre los pueblos, que, para distinguirlo del resto de los miembros de su tribu: La Garra Implacable; que luego le concedería un sobrenombre especial, un apelativo referente, ganado con extremo valor en el campo de batalla y que lo acompañaría hasta el final su deceso de la corona: El Rey Lobo. Sería la primera vez que se honraba a un patriarca con una distinción semejante, dando así origen a una nueva costumbre que en los siglos venideros heredarían otros reyes y reinas preeminentes en el norte helado y, finalmente, los Señores de la Guerra. Sin embargo, tanta gloria alimentó la envidia.

Ésta es su historia.

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