ser un tragaldabas y un alcohólico.
Los débiles y los malogrados deben perecer: principio primero de nuestro amor por los hombres.
Durante gran parte de la grabación no pude evitarme el reír y, simultáneamente, no me salvé de sufrir lo insoportable a través de mi propia risa.
Entiendan a Nietzsche, de nada sirve que estos seres vivan. Ni para ellos mismos ni para el resto de los que sufrimos su existencia. No se engañen, la enfermedad de este hombre vive en todos nosotros y, con su sacrificio, hemos de impedir que en todos nosotros florezca.
Semejante al hocico del jabalí, mi palabra debe desgarrar el fondo de vuestras almas. Reja de arado quiero ser para vosotros.