Es curioso leer un texto filosófico del año 1399 cuya intencionalidad, realmente, es ser un panfleto para convencer a un rey de que su hermano muerto, su predecesor, está en el limbo y no le afectó morir de forma repentina, sin confesión, etc. Todo para que el autor volviera a ganarse el favor real xd pues se le acusó en su día de calumniar gravemente al rey al que trata de convencer. Y al final lo consigue.
Le unes a Orfeo contando su historia y alabando el amor de la mujer frente a Tiresias con unos argumentos misóginos de lo más entretenidos y el resultado es El sueño de Bernat Metge. Lo más interesante de libros como éste es cómo mezclan y compaginan la religión con la mitología griega, además de los argumentos con los que se cuestiona la propia fe, incluso por parte de autores cuya obra va destinada a la realeza. No va mal recordar estas cosas, pues mucha gente cree erróneamente (aunque estudie a Santo Tomás o a San Agustín en el colegio) que la fe católica estaba blindada y era incuestionable.