Para plantear el debate quiero exponer primero lo que yo pienso que está sucediendo con cierto sector literario, el de la fantasía concretamente.
Dentro de la novela fantástica se está viviendo actualmente una especie de revolución, donde las series y los videojuegos catapultan de manera directa al estrellato a ciertos autores como jamás lo hubiese podido hacer su obra. Derivado de esto encontramos a escritores que, enchidos de gloria, abandonan a sus viejos consumidores, esos que estaban ahí desde el inicio, cuando no eran nadie, y se van con los nuevos, siendo estos más rápidos, menos exigentes, de peor calidad, pero de mucha más cantidad. Creo que esta premisa es innegable.
Hace cosa de un año, leí en este foro un comentario de @Baltar , el cual como muchos sabréis es escritor, que repetidamente ha aparecido en mi cabeza al escuchar ciertos nombres de este mundillo. Venía a decir más o menos que los autores al iniciar una saga adquieren una especie de contrato no escrito con sus lectores, comprometiéndoles a cumplir con estos, dándoles el material en el que los inició en un plazo de tiempo razonable, procurando que este sea de la mejor calidad posible (esto ya dentro de lo que cada autor, imagino, pueda proporcionar derivado de su capacidad artística).
Por lo tanto, durante este tiempo me he preguntado por si algunos de estos autores, que nos han abandonado deliberadamente, ha roto este pacto con nosotros, la gente que apostamos por ellos, o si, por el contrario, están en su derecho de hacerlo porque es su obra y la llevan al ritmo que les da la gana.
También me parece interesante hacer una distinción entre aquellos que se dejan camelar por la fama y el dinero, y esos que no encuentran la inspiración, aquellos que no cumplen con dicho contrato porque no son capaces, o no creen serlo, de elaborar algo a la altura de lo que sus lectores merecemos.
¿Qué opináis vosotros, tienen una obligación con esa gente que les apoyó o no? Por otro lado, ¿está justificada la falta de inspiración durante años y años o es simplemente una treta para especular de alguna forma con la creciente fama de su obra? ¿Los lectores somos víctimas o verdugos?