La carrera de Lee Sang-Hyeok, más conocido como Faker, no deja de dilatarse en cuanto a trayectoria: números, resultados, o varios títulos le contemplan. Más allá de los torneos más relevantes, hoy se ha cumplido un dato que asusta todavía más: Faker ha alcanzado las 2.000 kills en la LCK en su partido contra Afreeca Freecs esta mañana.
Unas cifras que no paran de crecer, y que a pesar de llevar tantos años dentro de la escena competitiva no cesan en su afán por ir a más. Un jugador, una leyenda de este esport, que a pesar de su juventud (a punto de llegar a los 24).
Los números de un mito
Faker no lleva precisamente poco tiempo en la cumbre. Tricampeón del mundo junto a su antiguo compañero Bengi, para muchos es considerado el mejor de todos los tiempos. Y la verdad es que, más allá de los números, la sensación a lo largo de su trayectoria es la de que no le pesa dicha etiqueta.
Debutando en 2013 con SKT1, equipo al que se ha mantenido fiel durante toda su carrera, ya consiguió un tercer pues en la OGN Spring de aquel mismo año. A partir de ahí, su ascenso es meteórico:
1º en HOT6iX Champions verano de 2013
1º en el All-Star 2014 disputado en París
2 títulos de MSI (2016 y 2017)
1º en el Intel Extreme Masters Season X
8 veces campeón de la LCK
3 campeonatos mundiales
No es de extrañar, pues, que los números vengan solos. Tampoco es casualidad que un jugador de su agresividad y capacidad mecánica alcance estas cifras. Con 133 kills se estrenó en 2013, y a partir de ahí destapó el tarro de las esencias. Dejando por el camino a leyendas como Dade o Ryu, pocas veces ha bajado del centenar de kills por split. A veces, incluso, ha rebasado completamente sus propios números, como en primavera de 2017 en las que llegó a la barbaridad de 211 asesinatos.
Y lo mejor de todo es, por increíble que parezca, que tiene toda la pinta a que le queda aún guerra por dar. Llegar a las 2.000 kills en su carrera (el único en la historia, por matizar) no es más que otra muestra de que sigue con nivel mecánico y motivación para ir a por más. Ya se quedó cerca de su cuarto mundial el año pasado en Europa, y este año parece incluso más determinado a conseguirlo. Su Ryze o su Leblanc, entre otros, darán cuenta de ello.