Saludos Invocadores,
Hoy me ha pasado una cosa maravillosa. Sentado en el jardín de casa, bien acomodado en la reposera junto a mi botella de Shiraz y disfrutando de una apacible lectura del don Juan, un conejo vestido con un chaleco observando su reloj de bolsillo llamó mi atención. Considerando el buen saque que le había dado a la botella no me extrañaba para nada esta alucinación. Mis sospechas sobre este suceso fueron confirmadas al ver a este personajillo impacientarse ante la demora de cierto acontecimiento.
A la que esta desconcertante figura ponía tierra de por medio, decidí que lo más coherente sería permanecer en mi reposara. Después de todo, ya sabemos que el desenlace de una persecución a un conejo blanco suele terminar en lo más profundo de un hoyo oscuro o en un oscuro tecno-goth garito subterráneo repletito de hackers. Así pues, la idea de permanecer a la sombra del pino y despertar de mi resacoso letargo de manera natural me parecía lo más conveniente. Horas más tarde, completamente rejuvenecido tras mi siesta, me dispongo a comenzar el día… o eso creía hasta que un enorme, colosal y terrible oso me sonreía felizmente desde el otro lado del espejo.
La moraleja de esta historia, es que las cosas muchas veces no son como creemos que son. En algunas ocasiones un encantador conejo, por más que lo miremos, sigue siendo un conejo; pero en otras ocasiones, ante nosotros tenemos feroces criaturas disfrazadas de inofensivos conejitos. No hay una ciencia cierta de conocer lo que nos ocurre hasta que lo descubrimos personalmente.
Saludos