¡Buenas!,
En breves tenemos pensado adoptar un perro (en concreto tenemos mirada a una hembra), y bueno, la duda surgió porque tenemos 3 gatos en casa. Creo que tengo bastante claro cuales serán los 2 que darán más "problemas", en cuanto a aceptarlo y tal. La cuestión es que si alguien podría indicarme un poco como hacer la introducción del perro en el hogar.
Debo decir que la perrita tiene 4 años, ya que meter un cachorro iba a ser demasiado estrés para los gatos, por el tema del juego y tal. Además, siempre he pensado que los animales más adultos tienen más dificultades para salir de una protectora. Es de tamaño mediano, creo que no tiene raza. Y poco más puedo decir, porque aún no hemos tratado apenas con ella.
Obviamente también iré a veterinarios a preguntar, tengo feliway en casa, y en la protectora también pediré información, pero es más que nada por ir aplacando un poco los nervios.
Por cierto, y último, como duda a parte. ¿Alguien sabe como tiene que hacer mi casero para autorizarme a tener el perro en casa? Él me ha dado el positivo, pero dice que está perdidísimo en cuanto a formalidades. ¡Gracias por todo y perdón por el tocho!, a ver si puedo editarlo con una foto de la perrita.
Actualización 06/09
Bueno, vengo a comentar un poco los pasos que seguí finalmente por si alguien quisiera guiarse con este post en caso de vivir una misma situación. Espero que no quede demasiado extenso, y al final del post añadiré algunas fotos para hacerlo más "bonito".
Efectivamente el primer día que la perra llegó a casa, todo fueron bufidos y alejamientos por parte de mis gatos. Apenas podían cruzarse con ella. El simple hecho de verla a la hora de sacarla a pasear era un festín de rabos esturufados. Este comportamiento duró varios días, pero en diferentes grados para cada gato. Es decir, mi gata más joven empezó a mirar de cerca a la perra cuando pasaba por su lado, en cambio los dos gatos más viejos lo llevaban peor.
Las dos primeras semanas la perra no salió en absoluto del cuarto donde debía estar, ya que queríamos mantener la zona segura para los gatos (debido también a que en mi casa no tenian ningún lugar alto para sentirse cobijados). Tras esto, empecé a dejar que la perra husmeara por el salón, siempre después de cada paseo y nunca sin la correa, la mantenía en todo momento pegada a mi pierna, caminando conmigo. En esta etapa mi gata más adulta se relajó, simplemente se apartaba del perro, comportamiento que ya me esperaba porque es así de antisocial hasta con los otros gatos. El problema seguía siendo el macho.
Tras esta toma de contacto de olerse, de ir cambiando cojines de unos por otros, de ir dejándose ver conmigo de intermediaria, acariciando a unos y llamando a otros, llegó el momento de que la perra pudiera estar en el salón con todos. Eso sí, atada. La verdad es que parecía que los gatos ya empezaban a pasar más de ella, la única que le hacía más caso era la joven, ¿el problema? Las formas de la perra. Cada vez que se acercaba a la gata, digamos que los perros son más bruscos en cuanto a socializar, y a la gata no le hacia ninguna gracia tener un hocico incrustado en el culo. Pero nada, un bufido, la perra se apartaba (con esto estoy muy contenta, porque me gusta ver que la perra no sigue la "disputa", en cuanto algo no va bien se retira).
Poco a poco de estar atada en el salón, comenzamos a dejarla suelta, siempre bajo vigilancia, ¡ojo!, nunca se ha quedado la perra todavía (dos meses aqui) sola con los gatos. Así que sobre la tercera semana ella iba por el salón a su bola. Todo iba bien hasta que un día se lió. La gata más joven estaba jugando con una pelota y claro, la perra quiso unirse. Esta se asustó y el resto de gatos fueron a apoyarla. ¿Que provocó? Tres gatos enfadados, arrinconando a la perra, y esta llorando.
Ese ha sido hasta hoy el único incidente, en el que por suerte, no hubo ningún daño, bueno... a mi. Que algún zarpazo te llevas intentando calmar la situación. Actualmente y después de 2 meses de convivencia, la que mejor lo lleva es la gata más joven. El macho hasta hace una semana cada vez que veía a la perra la perseguía (quedándose siempre a una distancia preventiva) para gruñirle y bufarle, ahora ya camina por su lado con cierta precaución pero ni punto de comparación. Y la otra hembra simplemente ignora el tema, y si en algún momento se siente molesta, le bufa y se va para otro lado.
La verdad es que es un proceso lento, de paciencia y vigilancia, de ir haciendo los cambios poco a poco y siempre que se reciban de forma que ningún animal sufra demasiado. Como bien he dicho hubo una etapa de intercambio de objetos, pero si en algún momento de esa etapa que todo parecía bien, algún gato no dejaba de bufar, o se ponia demasiado mal, la perra se iba un rato al cuarto y aquí paz y después gloria.
Espero que esto sea algo útil, y ahora adjunto unas fotos tanto de la perra, como de los susodichos que tienen que aceptarla.