¡Hola a todos!
Hace un par de semanas adopte a un perro de un refugio. Tiene cuatro años y por lo que nos dijeron no sufrió maltrato de ningún tipo por parte de humanos, simplemente por problemas personales el dueño tuvo que dejarlo, y lo llevó allí. Eso es la única información que tenemos de su vida anterior.
Historia de la adopción del perroMe puse en contacto con una chica del refugio por whatssap, me hablaron del carácter del perro y nos pareció una opción adecuada. Él parecía poder adaptarse a nuestras vidas y nosotros a la suya. Todo genial.
Al día siguiente quedamos en el veterinario, para hacer el cambio de chip, según la chica me había comentado. Todo correcto. Cuando nos lo dieron a mí se me cayó el alma al suelo. Estaba en los huesos, deshidratado y muy muy delgado, con sangre por la zona del lomo y una ansiedad brutal. La chica me dijo que había sido una horrible casualidad que justo ese día le hubiese pegado un Doberman, cosa que antes nunca había ocurrido, que por eso estaba así, pero que no pasaba nada. Que la herida era una herida superficial y que en un par de días se curaría (esto todo la chica, que se supone estudiaba veterinaria, pero el veterinario no se pronunció, cosa que nos pareció rara) El perro no tenía chip, así que tuvimos que ponérselo de cero. Bien. Le pregunté que si había llevado en algún momento collar antipulgas (ante la ausencia evidente de éste en su cuello) y me dijo que sí, que se le tendría que haber caído casualmente en algún momento de los últimos días. Compramos uno nuevo y listo. Pido la prueba de leishmania por si las mocas, por pillarlo a tiempo. Sale negativo. Todo bien.
Llegamos a casa y el perro pues estaba triste. Normal, debido al estado en el que nos había llegado. Pero al día siguiente nos dimos cuenta que había zonas de las patas donde no nos dejaba tocarlo, le dolía. Eso y que después de hacer acción el collar, comenzaron a caerle garrapatas vivas como si fue el perro fuera un naranjo maduro, de todos los tipos y tamaños. Nos habían mentido. Ese perro no había llevado collar ni en el mejor de sus sueños. Decidimos llevarlo al veterinario de confianza. Allí descubrimos dentelladas profundas por todas partes que no se habían visto a través del pelo. Con paciencia, el veterinario rapó cada zona de heridas y se las limpió. El pobre animal estaba hecho un cristo. Una de ellas era un agujero muy profundo. Demasiado poco se había quejado para lo que realmente tenía. Nos mandó antibióticos y quitó las garrapatas que pudo con las pinzas, menos un par, que llevaban tanto pegadas que estaban tan gordas que había que matarlas dando al perro una pastilla.
Lo gracioso es que el veterinario descubrió otras heridas en proceso de curación, algunas infectadas, y muchas cicatrices de otros mordiscos. Vamos, que la chica nos mintió también con eso, al perro le llevaban pegando otros perros desde ni se sabe. Y que se le curarían en un par de días bueno, pues alomejor en sus sueños, porque como digo, tenía varias muy infectadas que no eran de ese día. El hígado en los análisis salió tocado. No sabemos si es por una mala alimentación del dueño anterior, o por no haber comido y el estrés cuando vivía en el refugio. Ahora le tenemos que dar pienso hepático el resto de su vida, cosa que me parece genial, pero que a la vez me entristece.
La cosa es que el perrito ha ido cada día queriéndonos más, cogiendo peso, estando más juguetón. Busca nuestro cariño y nosotros, pues se lo damos. En casa se porta bien. No le dejamos subir a la cama y con un "No" rotundo es suficiente para que no lo haga. En la mesa, a la hora de comer, lo mismo. Un "No" rotundo y el perro mantiene la distancia y se comporta. No ladra cuando no estamos y por la noche duerme sin decir ni mú. En casa en un perro bueno.
Le llevamos a jugar a zonas tranquilas y todo perfecto, el perro no se aleja, atiende a nuestras órdenes y se porta estupendamente. A pesar de que otros perros le han pegado tanto, tiene muy buen carácter con perros y no se asusta. Sólo lo ha hecho en una ocasión con un perro negro grande y se le pasó el miedo a los 30 segundos.
¿Cuál es el problema? Pues que ahora que está bien, que tiene un vínculo con nosotros y que se siente seguro, no para de ladrar a los hombres. Sólo a los hombres. Si vamos andando con él, no hay problema, pero si nos paramos y un hombre se nos acerca (un camarero en un bar, un señor a preguntar por dónde llegar a un monumento turístico, o un familiar que no vive en casa con nosotros) monta una impresionante. Ladra sin parar, es un perro grande y con un cabezón enorme, y la gente pues claro, se asusta. Tira de la correa y a mi vecino le dio un boleo el otro día. Desde entonces ya tengo muchísimo cuidado y si viene un hombre a relacionarse con él, le digo que no lo toque. Yo le regaño, reacciono con rapidez porque a pesar de que creo que no va a morder, no tengo la seguridad real de que no vaya a hacerlo si huele miedo en la persona a la que ladra.
Pero él sigue ladrando y poniéndose defensivo o no sé que hace. Me planteaba mi hermano si era una cuestión de autoridad, pero es que en casa acata toda orden sin problema. Es sólo en la calle, cuando alguien se nos acerca y si esa persona es un hombre. Le regaño, le doy en el hociquito para que vea que está mal, pero el perro no se corrige. Me enfado de verdad, me impongo, pero la sigue liando cuando se da esa situación. Siento que estoy a tiempo de educarle, porque llevamos poco tiempo juntos, pero no sé que pautas puedo seguir. A las malas le pondré un bozal para salir, pero no me gustaría llegar a eso si puedo enseñarle que no pasa nada primero.
Como me han mentido en el refugio con varias cosas (ver el spoiler de la historia del perro) no sé si algún hombre le ha pegado, o si a su antiguo dueño le pegó alguien en algún momento o qué tipo de paranoia tiene el pobre. No sé si siente que tiene que protegerme de algo. No tengo ni idea de qué hacer más que regañarle ni si eso a largo plazo surtirá efecto.
¿Algún consejo?
Perdón por el tochaco y muchas gracias de antemano.