Bueno es mi primera historia, y espero que no la ultima...
Ya es tarde... Tarde... ¿Que extraña palabra no? Siempre se te hace tarde para algo. Quieres estar con tus seres queridos, pero ya es tarde.... Quieres pasear por los verdes prados, pero ya es tarde... Demasiado tarde. Levantate joven, levanta y contempla esa vida tranquila, de humildes tradiciones... Te has preparado durante años para ser el mejor, as combatido contra los más fuertes... los más duros y apoyados guerreros. Cuando no eras nadie, nadie te prestaba la mas minima atención, no tenías presencia..... no existias para ellos. Eran fuertes, y respetados. Pero llegó la hora, su hora, tu hora... mi hora...
Hijo mio, me estoy muriendo.... y me arrepiento de muchas cosas. De no haber querido lo suficientemente a tu madre, de no haberte cuidado y mimado lo suficiente... pero, ya es tarde. Tarde para decirte que te quiero hijo, tarde para estar a tu lado, tarde para apoyarte, tarde para verte triunfar... Recuerdo tu infancia, eras un niño desprecupado, creabas tantos problemas, que desesperabas a tu madre al menor acto.. y ahora mirate, estas hecho un caballero, un sirviente a la justicia, y valiente, un héroe para mi.
Toma hijo mio.. toma mi vieja espada, no es mucho... Además hay que afilarla..... Recuerdas la de veces que me recordabas la espada? Recuerdas que siempre que me sentaba a afilarla..... se me acababa el tiempo? Hijo mio, aprovecha el tiempo por que es efímero, como la vida, el amor, la valentía... Eres joven, apuesto, fuerte y valiente, pero yo... yo ya estoy viejo, se me hizo tarde, se me acabo la vida hijo mio. No mires atras, ya no hace falta, es tarde para mirar atras, y tienes que avanzar... avanzar y caminar recto, y si no aprovechas la vida... se te escapara y se te hara.... tarde......
Fin Cap 1 - Prox Cap: "El Desfiladero"
"El Desfiladero"
Dejé el cuerpo moribundo de mi padre, hará ya unos días. Caminado, estaba cansado. Llevaba horas caminando, desde la última granja que encontré, donde una dulce ancianita me dio cobijo, y me proporcionó un mapa. Es extraño, en mi vida había visto uno. Las historias que me contaba mi padre acerca de sus viajes, de sus maravillosas aventuras en Elven, la mágica ciudad de los elfos; de las peligrosas salas de Cruma Tower; de los imponentes y bastos campos de Floran. Eran tantas las historias que me contaba, que estaba tan excitado de poder viajar y revivir sus hazañas, pero ha la vez tan triste por haberle dejado. Desde la muerte de mi madre por mano de la invasión Orca, mi padre cambió mucho. Ya no contaba esas historias que tanto me fascinaban, todo se acabo...
Me presenté en Gludin, para convertirme en soldado real, a las órdenes del Lord de Gludio. Cual fue mi sorpresa, cual quiera podría presentarse menos yo. No admitían a muchachos tan jóvenes... Pero me dieron una oportunidad, debía de encontrar y matar a Elliosar, una peligrosa arpía que había estado últimamente engañando a los Campesinos con su aparente belleza, y arrastrándolos al Desfiladero, donde una vez allí se podía apreciar su verdadero rostro.
Me puse en marcha, tras equiparme bien, y comprar algunas cuantas cantimploras de agua. Me dirigí según el mapa, que la anciana me prestó. Había afilado la hermosa espada de mi padre, que en tantas hazañas la había utilizado. Por el camino me encontré una persona en el suelo, tal era mi desdicha, que le pregunte que le pasaba:
Perdona, ¿necesitas ayuda? - le pregunte -
Si tienes poderes mágicos, y la capacidad de resucitar a mi hermano, asesinado por la sucia arpía, servirías de mucha ayuda, créeme...
Oh... siento si la he ofendido, voy en busca de la arpía, como misión para convertirme en Caballero de la Corte de Gludio.
Pobre insensato, te acompaño, necesitaras una buena compañera, mas mi arco es el mejor que puedas encontrar. Mis flechas podrían atravesar tu armadura, y alcanzar aquel árbol que ves allí. Por cierto, ¿no tendrás nada de beber no?
Recordé las cantimploras, y le ofrecí una como acto de buena voluntad. Este seria el comienzo de una buena amistad. Tras eso, reemprendimos el camino hacia el Desfiladero.
"El Desfiladero II"
Llegamos a la tarde, y nos detuvimos justo en la entrada. No lo se, pero en ese momento sentí como mi corazón empezara a latir tan rápido, que cabía la posibilidad en mi mente de que estallara en mil pedazos. Me extrañó bastante el rostro de mi compañera... Era muy hermosa, pero a la vez en mi interior sentía que... en lo más profundo de su ser existía algo... no lo sabía en ese momento. Pero algo me llamó la atención y me alertó.
¿Emprendemos la marcha? - me susurró al oído -
Si, vamos a por esa mala bestia - respondí excitado por el momento -
Entramos por ese, aparentemente ancho camino, y continuamos adelante. Ese fue el momento que más miedo pasé en mi vida, las piernas me temblaban tanto, que me era difícil caminar. Nervioso, agarré fuerte la espada. Aunque solo andamos hasta el sendero poco tiempo, para mi había pasado una eternidad.
En el sendero podíamos apreciar perfectamente una pequeña casa, y de su chimenea salía humo, quizás de la última comida de la arpía. Mire hacia atrás para ver si mi compañera, estaba tan nerviosa como lo estaba yo. Pero... no estaba! había desaparecido entre la pequeña niebla que estaba apareciendo. Empuñe mi espada, y preparado para cualquier trampa, caminé lentamente a los restos de un tronco, cerca de la casa, y comencé a gritar:
Sal Arpía, tus crímenes van a acabar, en nombre del Lord de Gludio. - un violento ruido me asustó -
Aquí estoy - era la voz de la hermosa arquera -, espero no haberme perdido nada.
Claro que no - giré la cabeza para contemplarla -
Gran salto fue el que pegué, la hermosa muchacha se había convertido en la arpía. Era un sucio engaño y había caído completamente en mi desdicha.
- Con que así es como engañas a los pobres campesinos y viajeros... Prepárate para Morir!! - grité convencido, balbuceando un poco -
Desenfundé y, tras un hábil movimiento de espada, penetró en el pecho de la arpía, que con un ruido ensordecedor, calló lentamente al suelo. Como muestra de que había cumplido mi misión, corté la cabeza a la arpía, y como no tenía saco o bolsa donde meterla, entré en la choza.
