Cada día que pasa vamos viendo cómo van saliendo soluciones ingeniosas para los nuevos problemas que se plantean en el mundo de la automoción. Nos hemos mal acostumbrado a autonomías de más de 1.000 kilómetros en algunos coches, y ahora 160 kilómetros de autonomía eléctrica nos sabe a poco, a muy poco.
Una de las soluciones pasa por pagar más y tener baterías de litio, como será el caso en el Tesla Model S, o sistemas de cambio de baterías como el de Better Place, pero el MIT hoy nos plantea una nueva posible solución. Se trata de un líquido que contiene los componentes activos de las baterías, con la idea de poder vaciar los recipientes de nuestro coche una vez agotada su energía y rellenarlo de nuevo en cuestión de minutos.
Este líquido electrolítico contiene en suspensión o bien los ánodos o bien los cátodos, por lo que en realidad son dos los líquidos. Al tener este estado es posible bombearlos dentro o fuera del tanque de combustible, haciendo que el recargar las baterías del coche sea más parecido a repostar en la actualidad que a enchufarlo a la corriente eléctrica.
Pero no sólo acaban ahí las ventajas. Normalmente las baterías tienen una forma determinada, o si se fabrican en colaboración con el fabricante se amoldan al coche, pero si tienen forma líquida se pueden adaptar a cualquier forma que queramos. Por si fuera poco, al tener los dos líquidos separados desde la fuente (el surtidor), podemos almacenar cada líquido en el lugar más apropiado, creando un reparto de pesos mejor.
Se estima que los costes podrían reducirse a la mitad con esta tecnología, e incluso, debido a la alta densidad energética de este líquido, denominado “Cambridge crude”, reducir a la mitad su tamaño, o lo que es lo mismo, tener el doble de autonomía.
De momento se encuentra en fases muy prematuras de investigación, pero la idea es muy prometedora. Esperan tener para finales de 2013 una versión completamente funcional a escala, y de ahí pasar a pruebas reales. Además cuentan con una gran financiación respaldándoles, por no hablar de la sobrada reputación del MIT, con lo que en unos años podríamos ver resuelto uno de los problemas del coche eléctrico, el tiempo de recarga.