Para hablar de Chirie tengo que remontarme a mis dieciséis. Étapa oscura de mi vida en la que escuchaba el rap nacional de la peor calaña: los Nachs, los Totes, los Violadores. Lo peor de lo peor. Había un tal Chirie Vegas que era el hazme-reír de todos los idiotas que no pillábamos de qué iba esto. Y es que esto no va más que de hacer música, y Chirie y los suyos eran un oasis en medio del erial musical que era el rap español en aquel entonces. Pero el tiempo pasa y se encarga de poner a cada uno en su lugar.
Hechas las presentaciones, hora de darle al play:
“Todos esos raperos girando en torno a nosotros”
El tío se hartó a definir a Shadows como un disco maduro, así que tiramos con ello. Shadows es un disco maduro. Que toca mil palos y que sabe cómo tocarlos, poniéndose discotequero en No love lost, IDM en Slow hunch, sonando a Joy Division -palabras de Chrire- en Brand Nu... en fin, podría estar así con todos los temas, cada uno es un mundo y cada uno es un hit por x o y motivos.
Música y jerga, hay que conocer de qué palo va Chirie para entenderle. A quien no escuche rap, o a quien lo haga y esté encerrado en el panorama carca nacional, le chocará el uso del lenguaje que tiene. Ahora es más habitual, pero hace años era objeto de burlas por eso mismo. Alguna que otra palabra en inglés, pose americanoide, guetto, bloques, barrio, todo ese rollo. A algunos les chirriará, supongo. Y si se quieren centrar en eso será su problema.
Para mi, el disco más trascendental del territorio nacional. Voy más allá: para mi -y ahora me voy a arriesgar- el rapero más trascendental que ha habido en el territorio nacional. Hay un antes y un después de Chirie, y no podría entender la evolución del género en España sin su figura. ¿Queréis rap en español? Shadows. No tiene más.
¿Dónde puedo escucharlo?: aquí.