Hasta aquí llegó el ritual
de enfados y canibalismo estúpido.
Son demasiadas horas en vela
y nada que decir.
Descansamos nuestra espalda
en las persianas bien cerradas,
tú y yo anémicos
y a cada parpadeo calmado
intentamos dormir.
Terapias mal llevadas sin nadie
que mediara por dos histéricos,
mis gritos envasados al vacío
reventaron al fin.
Y ahora congelo cada instante
sabiendo de antemano
que son los últimos
la noche en que el noventa y nueve
llegó hasta abril.
Ya no hay ganas de seguir el show,
ni de continuar fingiendo,
sólo quiero ser espectador,
relax, entertainment.
Me pregunto quién pensó el guión,
debe estar bastante enfermo,
fue el estreno de un gran director,
le caerán mil premios.
Y al subir al taxi
mis palabras son vapor de cristal
y me dejo el alma
cuando escribo en la ventana:
"que sea cierto el jamás".
¡Oh, cállate!
Y ahora relájate,
ella lo lleva bien,
está aliviada, ¿ves?,
todo ha acabado bien.
Te dice: fíjate,
mira mis manos, ¿ves?,
no pesan nada, ¿ves?,
están flotando ¿ves?.
Putas ganas de seguir el show
ni de continuar mintiendo
y en un travelling algo veloz
sale un "fin" en negro.
Me pregunto quién pensó el guión,
debe estar bastante enfermo,
fue el estreno de un gran director,
le caerán mil premios.
Y a medias del viaje,
callo a gritos
que no quieras bajar.
Y pierdo la conciencia
cuando escucho como dices:
"que sea cierto el jamás".
¡Oh, muérete!