Por lo visto el 2º de la SGAE, José Luis Rodríguez Neri, se ha dedicado en los últimos años a vivir de putísima madre desviando fondos de la SGAE a algunas de sus muchas empresas y con ellas pagarse todos los gastos cotidianos.
José Luis Rodríguez Neri, mano derecha de Teddy Bautista en la SGAE y cabecilla, según el juez Pablo Ruz, de la trama de corrupción en la entidad, se ha hecho millonario en los últimos años gracias a los ingresos del canon digital. Neri usó los ingresos derivados, en parte, de esta polémica tasa no sólo para acumular un importante patrimonio -tiene al menos ocho casas en Madrid y Cádiz (algunas ya vendidas), un todoterreno Toyota Land Cruiser y un moto BMW de 1.200C- sino incluso para pagar con tarjetas de empresa prácticamente todos sus gastos.
Abonó con tarjetas corporativas las vacaciones familiares en Cuba por más de 4.000 euros, el alquiler de residencias en Menorca, facturas de gastos en gimnasios y restaurantes, joyas por valor de 4.600 euros, compras en librerías "por un valor inusual", terminales de telefonía móvil, ordenadores, televisiones, equipos de alta fidelidad y hasta los gastos de alimentación en el supermercado de El Corte Inglés o incluso de lencería. En tan sólo un año, Neri gastó 40.000 euros con las tarjetas de Microgénesis.
El informe de conclusiones que elabora la Guardia Civil tras examinar sus tarjetas y cuentas corrientes, además de los datos en poder de la Agencia Tributaria, no dejan ningún lugar a dudas. Neri ha estado usando en los últimos años tarjetas corporativas vinculadas a distintas sociedades, a las que desvió 26,4 millones de euros entre 2003 y 2009, para pagar con cargo a la SGAE "gastos domésticos".
Según los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO), el uso de estos medios de pago "demuestra que de los fondos que salen de la SGAE, SDAE y otras empresas de este entorno, cuya canalización es dirigida por José Luis Rodríguez Neri hacia Microgénesis, Micromega Consultores, Ribera de Mayorga (....) les permite llevar un nivel de vida (tanto a él como a su familia) muy elevado con fondos que proceden, de entre otros, el cobro del canon digital".
Y el problema es que Neri no era además el único beneficiario. "Hay otras personas, distintas de los administradores de los que ya se ha dado cuenta con anterioridad, que son titulares de dichas tarjetas de compra que facturan a nombre de las empresas citadas". Es el caso de su mujer, María Antonia García Pombo, pero también de sus hijos, de su hermana, de su cuñada, de Rafael Ramos, profesor titular de la Universidad Politécnica y directivo de Microgénesis, e incluso de la mujer de este, Elena Vázquez Serrano.
Una doble facturación
Pero ese no es el único delito en el que, presuntamente, podría haber incurrido Rodríguez Neri. En las conversaciones telefónicas grabadas por la Guardia Civil que aparecen en el Sumario, se puede comprobar como este directivo y miembro del consejo de la SGAE, presumía de que estaban engañando tanto al auditor, Deloitte, como a la Agencia Tributaria. El 23 de mayo Neri llamó a Ricardo Azcoaga, director económico financiero para preguntarle si están dando datos de la sociedad y la Fundación Autor a los auditores.
"Me parece peligrosísimo que a Deloitte se le dé toda la información de contabilidad de la SGAE", le llega a decir. En un momento dado, Neri llega a enfadarse y reprocha a su interlocutor que no se está enterando de nada.
"¿De qué estás hablando? A un auditor no le hemos dado nuestros datos. ¿Tú sabes lo que hay ahí? Un auditor te pide el mayor y le das el mayor y ya puede estar dando vueltas como un loco, como le hemos hecho a Hacienda. ¿Tú sabes lo que es tener todos los datos y cargarlos en un sistema aparte? ¿Sabes exactamente todas las cosas que tienes ahí metidas? (...) Ricardo, eso es una cosa peligrosísima, tú veras lo que haces".
El juez Pablo Ruz, encargado del caso, pregunta al expresidente de la sociedad, Teddy Bautista, por esta grabación. "¿Usted le atribuye valor a la conversación? ¿Piensa que puede llegar a influir al señor Azcoaga?", le dice el juez. "No, no, señoría...Yo creo que el señor Azocoaga a esas cosas no les da ningún valor. Desde luego yo...yo no tenía conocimiento de esto, ni por el señor Azcoaga ni por el señor Neri y de haberlo sabido pues...", responde titubeando el que fue hasta julio primer ejecutivo de la firma.
A vueltas con las firmas
La SGAE anunció ayer, por otro lado, que la comisión de investigación que nombró tras estallar el escándalo ha detectado que todas las firmas del consejo de su filial digital SDAE, entre ellas las de Bautista y Neri, están falsificadas. Neri ha presentado por ello una querella contra el actual director de los servicios jurídicos de la sociedad, Pablo Hernández, aunque según fuentes próximas al caso, resulta una maniobra absurda, teniendo en cuenta que se trataba de su principal enemigo dentro de la sociedad.
Hernández pidió en sucesivas ocasiones a Teddy Bautista que pidiera presupuestos a otras personas ajenas a las empresas de Neri, al que cuestionaba en todo momento, algo que sin embargo no sucedió. Bautista, que siempre apoyó los negocios con Microgénesis hasta el punto de despedir a la directora de Recursos Humanos, por no contratar a los empleados de dicha empresa, declaró ante que contaba con la compañía de Neri porque "era la más batara".
El inicio de la investigación por parte del juzgado de instrucción número cinco se retrasó porque en marzo de 2010 cayó en manos del juez Baltasar Garzón que se abstuvo de iniciarla por ser socio de la SGAE, de la que cobró hasta 2009 más de 3.900 euros.
Fuente oficial, el economista
Lo cierto es que la noticia lo cuentan como si fuera un boom, pero creo que en el fondo a nadie nos sorprende nada, como si no llevara toda una década cantando que todos los de la SGAE se estaba forrando a base de bien.
Por cierto, me mata la última frase del artículo:
El inicio de la investigación por parte del juzgado de instrucción número cinco se retrasó porque en marzo de 2010 cayó en manos del juez Baltasar Garzón que se abstuvo de iniciarla por ser socio de la SGAE, de la que cobró hasta 2009 más de 3.900 euros.