Tio que no discutimos, debatimos.
De todas formas pego la entrevista ya que me ha parecido muy interesante, después que cada uno saque sus conclusiones. De momento no me puesto a investigar datos ni fechas.
Tengo 40 años, pero en 19 años de experiencia inversora he visto ya tres ciclos de la crisis al boom. Me licencié en Filosofía en Yale.Me han elegido inversor del año: mi padre, pequeño constructor, estaría orgulloso. Casado, tres hijos. Soy católico. Soy consejero delegado de Morgan Stanley Europa. Hoy inauguramos Barcelona Meeting Point
¿El boom inmobiliario y económico español tiene alguna lógica?
Tiene todo el sentido y no es un modelo único: sigue el patrón de mi país, Estados Unidos. Mi país, igual que España, siempre ha creído en la propiedad de la vivienda como motor de la ambición individual y por eso ha crecido al ritmo que le marcaban las grandes oleadas de inmigrantes. Y en España experimentan ahora la primera gran oleada de inmigración de su historia y, por supuesto, crecen.
Tal vez demasiado deprisa.
Pues tienen ustedes vigor inmigrante para un decenio. Además España aún es barata: la casa media cuesta 300.000 euros. Eso es poco comparado con el resto del área euro. Ahora verá si usted analiza conmigo que el boom español aún tiene recorrido...
Adelante.
Mientras media Europa languidece, su boom sigue, porque está basado en la construcción y el mercado inmobiliario, cuya alza sostenida fomenta el consumo privado y tiene un gran protagonista: la inmigración.
¿Sólo la inmigración?
Aquí, si pasa por delante de una obra, verá inmigrantes trabajando y esos inmigrantes han asimilado muy bien el modelo cultural español: quieren sobre todo comprarse un piso y tenerlo en propiedad, tal vez alguno de esos pisos que están construyendo.
¿Tan único es nuestro modelo?
En EE. UU. es similar, pero en la UE es único. Piense que en Alemania sólo el 42 por ciento de los ciudadanos posee su casa, en España es el 87 por ciento: más del doble. Pero no sólo los inmigrantes adoptan esa cultura de la propiedad, también hay otra oleada migratoria: 45 millones de turistas que cada año invaden este país, muchos de los cuales vienen porque piensan quedarse un día o ahorran para volver a España a jubilarse. Y todos quieren comprarse casas aquí.
Nos invaden desde el sur y desde el norte.
Exacto, aunque la demografía española sea débil, la demanda crece, porque en Gran Bretaña, Alemania, Holanda o Escandinavia hay secciones enteras de los periódicos que explican cómo venir a vivir a España. Millones de noreuropeos ahorran para jubilarse aquí, empezando por comprarse una casita.
Pero, ¿no es malo que toda nuestra economía esté basada en el ladrillo?
No es sólo ladrillo.Resulta, y ahí está la gran explicación del boom económico español, que la vivienda que ustedes consideran culturalmente como un bien que debe ser en propiedad tiene además un valor colateral importantísimo.
¿Colateral en qué sentido?
El propietario de una casa sabe que puede hipotecarla, de hecho muchos lo hacen, y dedicar el préstamo al consumo. Y, aunque no hipotequen su vivienda, la sensación de tener propiedad al alza propicia el consumo, porque proporciona seguridad al propietario, y como los españoles son propietarios consumen más que los alemanes, que viven de alquiler y ahorran por miedo al futuro.
Esos polvos consumistas acabarán siendo fango si suben los tipos...
Creemos que como mucho subirán un punto o un punto y medio. Y, además, mientras tanto, la economía española y sus empresas se han ido convirtiendo en jugadores de primera fila en los mercados mundiales. Le hablo de Inditex, del Grupo Santander y de sus otros grandes grupos bancarios o sus potentes constructoras o las inversiones billonarias españolas en Latinoamérica.
¿No exagera?
Acabo de asesorar la compra de Gesina, una gran inmobiliaria francesa con grandes propiedades en París, por la española Metrovacesa. Lo más delicado en la compra era un problema cultural: ante la invasión española, cómo manejar el orgullo francés.
Un aparato muy inflado...
Creo que los españoles lo han sabido hacer muy bien. Y ahora las constructoras españolas han adelantado a las europeas y americanas en la construcción residencial en el Centro y el Este de Europa ex comunista. Saben mejor que nadie cómo construir los pisos que quiere esa clase media emergente.
¿Pero mi pisito va a subir o bajar?
Las subidas de dos dígitos que hemos visto estos años no son sostenibles. El año pasado se construyeron 700.000 viviendas en España; el que viene serán 450.000. Lo que vamos a ver es un descenso paulatino de las subidas hasta quedarse entre un 3 a un 6 por ciento de aumento anual, que sí es sostenible a largo plazo.
¿Seguirán siendo buena inversión?
Usted piense que en todos los portafolios de los grandes bancos de inversión americanos, y el mío es uno de los primeros del mundo, el peso inmobiliario es del 6 por ciento del total. Pues bien, muy pronto casi todos llegarán al 10 por ciento.
¿Y eso es mucho?
Cada punto porcentual significa cien mil millones de dólares que llegan aquí para ser invertidos en propiedad inmobiliaria.
¿Y no dejan nada para el Tercer Mundo?
Precisamente la gran lección del desarrollo español es que sin un marco legal, como el suyo, que garantice la propiedad privada es imposible desarrollarse o invertir. Ustedes aquí en España gozan de una gran seguridad jurídica en la propiedad y eso explica que los ciudadanos hagan esfuerzos durante toda su vida para comprar una vivienda, porque saben que será suya siempre y después será también de sus herederos.
Esperemos que no nos expropien el pisito.
En muchos países pobres, nadie ahorra para un piso, porque el sistema es incapaz de garantizar que siempre seguirá siendo tuyo.
Voy a comer luego comento el tema. Chao.