(A) - Qué asco de día ayer, tuve unos problemas y no pude dormir...
( - Joer, yo estuve igual y lo peor es que...
(C) - ¡Ey chicos! ¿Qué tal ayer en la fiesta de Peggy?
(A, - Ah, hola.
Muchas veces ha pasado esto, estar hablando con un amigo tranquilamente de vuestras cosas o criticando a los demás como forma de vida y que de repente aparezca el típico o la típica persona en la conversación sin tener nada que ver, ya siendo amigo, compañero o desconocido. ¿Por qué hacen eso? Lo peor es que además de acoplarse pueden hasta cortar una fluida charla entre un grupo o pareja, siendo ellos el centro de atención por un momento.
Hay situaciones peores y más exagerados, solo para expertos:
(A) - Y entonces le dije; ¡pues hasta por la noche!
( - JAJAJAJA, ¡propio de Jerry!
(C) - jajajaja ya ves, qué crack el Jerry.
Y ahí está, acoplamiento fugaz, riéndose para meterse dentro. Eso ya es el colmo, y es que puede que ni haya escuchado nada, o puede que esté atento, eso nunca lo sabremos.
Y otro caso y último, es cuando se une aportando contenido de él mismo, cuando nadie le ha preguntado y no nos importa su opinión:
(A) - [...] una tortilla de cebolla magnífica me quedó.
( - Y eso que soy más de sin cebolla...
(C) - Pues con piña a mí me gusta más, le da el toque tropical, jeje.
Con dos cojones. Y tan contento que se queda, esperando a las reacciones de los demás y no entiendo qué ganan, vete a hacer amigos, acoplado.
Expongo este tema aquí, para que comentéis vuestras anécdotas y experiencias y si vosotros también lo hacéis.