#27 A mi me encanta enrollar salchichas en bacon, luego empanar todo con mi receta secreta y a la freidora.
queso, pimiento, casi cualquier verdura, plátano, carne, café, cerveza, vino tinto ah sí y el chocolate xddd..
el brocoli, antes lo odiaba ahora tambien pero es amor/odio asi que se puede decir que hasta me gusta.
El pulpo. Lo probé una vez de pequeño y no me gustó mucho, lo volví a probar entorno a los 14 años y buaf, brutal.
Los pimientos y las manzanas. Los pimientos a base de probarlos en otros sitios (paellas, asados) me han terminado gustando y manzanas nunca he comido porque me daba mucha tiricia hasta que de repente... cesó.
Antes no me gustaba el pimiento ahora si. A la inversa me ha pasado con la mayoría de fritos los he aborrecido y incluso me dan arcadas
#34 El calçot no gusta, gusta porque se mezcla con la salsa ferrer si no estas que alguien se come eso a pelo..
Las croquetas, odiaba las croquetas de crio, y ahora si voy a comer o cenar y no como unas pues como que no me sabe todo igual XD
ajo (si está dorado me lo puedo comer, como esté cocido y blandengue echo la pota), cebolla, pimiento, berenjena (manjar de dioses), caracoles y seguro que me dejo alguna cosa más. Ahora puedo decir que me gusta todo excepto los ajos cocidos.
Brócoli, cebolla, calabacín y otras verduras que he ido metiendo casi a la fuerza por dietas de gimnasio y la verdad es que están dpm xDDD
La cebolla antes no podía ni olerla y ahora le pongo cebolla a todo casi.
El wisky antes me daba mucho asco, siempre he bebido ginebra. Pero un buen wisky solo despues de comer es impresionante.
#55 Sinceramente soy mas de agua, el alcohol no lo soporto y las bebidas gaseosas las mantengo lejos, aunque alguna cocacola cae muy de vez en cuando.
Lo típico de muchos niños pequeños; legumbres, verduras, pescado...
Eso sí, todavía no puedo ni ver lo que considero bichos del mar. Todo lo que son gambas, langostinos, almejas, ostras, etc.
Todas las verduras y frutas me comenzaron a gustar cuando me di cuenta de que negarse a ciertos sabores era un bloqueo a nivel mental y no una percepción real del gusto.
También el masticar más de 30 veces cada bocado ayudó a saborear muchas cosas que al comienzo de la masticación no hacen acto de presencia, especialmete con las verduras. Si te acostumbras a masticar conscientemente los sabores artificiales te repugnan y los naturales parecen una sinfonía sensorial.