En algunos pueblos andaluces había una costumbre bonita, y es que las propiedades familiares se repartían entre todos los hijos, pero un hijo o una hija, que solía ser la hija menor o un hijo homosexual en caso de haberlo, permanecía soltero/a y se quedaba en casa de sus padres cuidándolos hasta su deceso. A mí esto me parece muy bonito, que una persona sacrifique su éxito reproductivo por aumentar el de sus familiares me parece muy bello. Además esto me gusta por razones personales: yo estoy muy apegado a mi madre y me siento muy mal por no estar con ella atendiéndola, pero por supuesto tampoco me gustaría quitarle nada de su parte a otros familiares...
No sé, me ha gustado esta costumbre de algunos pueblos andaluces cuando la he leído, y he conocido a algunos andaluces que me han confirmado que es así tal como lo explico.