El otro día estaba leyendo un poco el libro de Milenio 3 y además de las veces que se metía con J. J. Benítez, me sorprendió una cosa en el capítulo dedicado a mitos y leyendas urbanas, en el que Iker se refería al “mito de que existen listas de productos cancerígenos”.
Que se detenga el tiempo.
Retrocedamos unos 15 años.
¿Aquella lista que se pasaban las madres y de las que incluso recuerdo que alguna profesora comentó algo en clase era falsa? ¿Entonces dejé de comer PetitSuise por nada?
Volvamos al presente.
¿Alguien lo sabía?
Aunque echándole un mínimo de imaginación, si pasamos del papel al correo electrónico creo que ninguno de nosotros se creería una lista con edulcorantes cancerígenos si te la manda el mismo tipo que, llegado diciembre, te anima a ser uno de los pocos que puedan usar el messenger el año siguiente reenviado el correo que el mismísimo dueño de la compañía ha firmado.
Bueno, al menos yo he aprendido una cosa más... xD