Vengo a hablar en caliente. Quizás cambie de opinión otro día. Digo lo que digo ahora:
-No voy a postear más por aquí, sólo renovaré el thread (en un principio) cada año (4 febrero, casualmente queda poco) como homenaje. Me guardaré el enlace y lo subiré mientras se pueda, si un moderador no lo ve preciso y lo cierra le pido que no edite dado que usaré lo poco que se ha vertido para recordarnos (en un posible futuro de democracia plena y absoluta) que hubo tiempos que se torturaba con nuestro dinero, con impunidad, con implicaciones estatales y gubernamentales totales. Al igual que cuando los romanos hacían un desfile de victoria y alguien al lado les susurraba "algún día morirás".
Sé que este thread (no lo digo como señalización de culpa o algo malo, es intrínseco al ser humano) caerá, porque aparte no tiene sentido ponerle chincheta o sentirnos especiales. Hay millones de Patricias en todo el mundo. Lo que no me dejará dormir bien hoy es que se ha mencionado el caso de 1, pero las peores son las que no se saben o tienen constancia. Las que han muerto todos los conocedores de su fatídica historia y ya nadie las mantiene vivas (literal y figuradamente). Lo que refuerza, desde hace poco, mi lado afectivo y mis ganas de emprender ayuda humanitaria. Para que todos estos esfuerzos no se erosionen con el paso del tiempo y queden como anécdotas que no se contarán. Cada vez que se dice "la historia hablará" o surgirá la verdad, me entra una risa helada. Sólo hay que ver la historia de cualquier sitio. Sesgadísima, sin incidir en las crueldades del que la escribe. En la historia de estados unidos en cuántos libros de educación pública se muetra a los conquistadores como lo que son. En vez de EEUU pon otro ejemplo. Siempre es lo mismo.
Y ya usando ésto como algo personal, cada vez noto más a modo religioso que mi vida no me pertenece. Viendo tanta injusticia (propia, contada, compartida, visionada, oída, leída, casi fantástica cuando lees cosas de psiquiátricos de Nigeria o Egipto, duras, difíciles de creer...) sólo me vienen pensamientos de que tengo que dedicar todo mi aliento a ayudar. A hacer menos pesadas las vidas de las personas que no han sido tan afortunadas como yo por pura (mala) suerte.
Y aquí acabo. Ni el alzheimer me hará olvidar. Nos vemos.
P.D: día 18, después de visionar el documental por la T.V. Me fui a dormir a las 4, me he levantado a las 10 llorando.