No es falangista, es premoderna. Por eso la gente no sabe dónde ubicarla. Ana Iris Simón es anticapitalista y antimarxista a la vez, defiende volver a las sociedades preindustriales basadas en la familia y la comunidad. Su discurso tiene cierto parecido al de Falange por su defensa del campo, las tradiciones como elemento cohesionador, la patria chica, la familia, los roles tradicionales por sexo y edad, etc, pero realmente no es falangista.
Fijaos en que ella no se define como falangista ni comunista, rechaza totalmente hacerlo. Se define como antiliberal, pero no en el mismo sentido que podría hacerlo un marxista como yo, sino como podría haberlo hecho un campesino castellano conservador en el siglo XVIII. Es por eso por lo que insiste tanto en criticar el liberalismo "antropológico" (realmente se refiere a la moral liberal). Curiosamente en esto coincide con los posmos, da más importancia a la supuesta degeneración de la moral que a la miseria material que sufrimos los obreros porque se supone que la segunda es consecuencia de la primera, cuando es al revés.
El problema que veo a su discurso es que ha convertido ese "liberalismo antropológico" en un muñeco de paja y acusa de liberal a cualquier cosa que no le gusta, como no tener hijos, pasar de las patrias, teñirse el pelo, leer cómics, etc. Según ese discurso los empresarios con pulseras con la bandera de España, trajeados y engominados y con 7 hijos son hombres de bien y un obrero comunista sin hijos, sin banderitas de España y con sus cómics y un mechón teñido es un liberal degenerado. Me descojono. Cuando hace 5 años los marxistas criticábamos las perversiones morales que provoca el liberalismo nos referíamos a los vientres de alquiler, la teoría queer, el comprar cosas para presumir de estatus, etc. Es decir, nos referíamos a cosas que refuerzan la opresión material de los obreros, no a que la gente pase de hijos o lleve sudaderas con capucha.
En realidad que Ana Iris Simón esté teniendo éxito es normal. Llevamos décadas aguantando a los posmos, a los que les da igual la miseria de los obreros y les insultan si quieren formar una familia, si son heterosexuales o si no usan lenguaje inclusivo. Los comunistas somos cuatro gatos, así que el hueco anticapitalista que deberíamos estar ocupando nosotros lo llena gente como ella, que dice a la gente que tener familia está bien y que habla de trabajo y pan.
En fin, otra oportunidad perdida. De aquí saldrá una vuelta al campo y un conservadurismo moral que se tragará el capitalismo. Porque sí, mediavideros, el capitalismo se puede tragar igual el progresismo y el conservadurismo. El capitalismo puede ser antiprogre perfectamente, por eso los marxistas llevamos décadas centrándonos en cuestionar la propiedad privada de los medios de producción, no en memeces morales. Pero somos cuatro gatos.