#54 Que pereza volver a explicar esto una y otra vez, pero bueno, allá voy.
Montoro: a la postre, la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera establece en su artículo 12.1 que las corporaciones locales han de constreñir su incremento de los desembolsos municipales a la regla de gasto fijada por el propio ministerio, de modo que, aun cuando Carmena hubiese querido comerse el superávit desbocando el gasto público, no habría estado legalmente autorizada a ello.
Y, de hecho, Carmena —empujada por su cesado exconcejal de Hacienda Carlos Sánchez Mato— sí trató de saltarse la regla de gasto de Montoro: motivo por el cual el Ministerio de Hacienda hubo de intervenir al Ayuntamiento de Madrid y forzar al consistorio a que mantuviera sus finanzas en orden. Por consiguiente, ni siquiera cabe reconocerle a Carmena el mérito de las buenas intenciones en materia de reducción de deuda: de haber sido por ella, el gasto público habría aumentado mucho más de lo que lo ha hecho y, en contrapartida, la deuda se habría reducido mucho menos.
Vamos, que la ley de estabilidad presupuestaria impide a los ayuntamietnos endeudarse y tienen que utilizar su superávit básicamente para amortizar la deuda. Carmena no quería, ella quería gastar más y el ayuntamiento y sus cuentas acabaron siendo intervenidas por el incumplimiento de la ley.
Si hay que agradecerle la reducción de la deuda del ayuntamiento de Madrid a alguien (y de todos los demás) es a Montoro. Ojalá la norma se aplicase en todas las administraciones.