En Bruselas, poco a poco han empezado a demoler la antigua sede política de la OTAN. Al decir "antiguo" me refiero al edificio que la OTAN ha ocupado desde 1967 (para los puntillosos: el primer Cuartel General de la Alianza fue instalado en 1949 en Londres, en el número 13 de Belgrave Square).
Luego el centro de toma de decisiones se trasladó primero al Palacio de Chaillot en Paris (1952-1966) y más tarde, en 1967, a Bruselas.
La sede desde entonces se ubica en las afueras de la capital belga, en el bulevar de Leopoldo III.
Como se sabe, Bruselas finalmente acogió la sede política de la OTAN cuando Charles de Gaulle retiró a Francia de las estructuras militares de la Alianza. En aquel tiempo, las autoridades locales de Bruselas no tenían nada mejor para ofrecer que un edificio que debía haber sido un hospital.
(La OTAN también tiene otros dos cuarteles generales militares: uno está situado cerca de Mons, en la región de Valonia, y otro en los EE.UU. Pero son detalles.)
La construcción del nuevo conjunto de edificios de la Alianza comenzó en 2008 (las obras empezaron en 2010). Se ubica en la misma dirección, justo frente de la vieja sede. El proyecto resultó ser costoso (aunque el presupuesto detallado está clasificado). La nueva sede fue construida por empresas estadounidenses bajo la dirección de ingenieros militares belgas. Las obras terminaron en 2016, pero la ceremonia de entrega se produjo en mayo de 2017, justamente cuando se celebraba la Cumbre de la Alianza en Bruselas. Como dice un proverbio, una mudanza equivale a dos incendios, y la mudanza de la OTAN no fue una excepción, a pesar de que sólo había que trasladar los archivos secretos y ordenadores al otro lado de la calle.
El viejo Cuartel General, además de su patrimonio hospitalario, fue realmente poco adoptado a las necesidades de la OTAN sólo por el mero hecho de la ampliación de la Alianza que hoy cuenta con 30 países miembros. El nuevo edificio es bonito, de eso na cabe duda. ¿Pero para qué sirve? No tengo respuesta a esa pregunta. Tampoco tengo ni idea de a qué países la OTAN ha traido la estabilidad, paz y prosperidad (al menos en los últimos años mientras Letonia está en la Alianza).
Tuve la suerte de poder visitar Belgrado, la capital de Serbia y encontrarme con el presidente Vucic justamente en el vigésimo aniversario de los bombardeos de la capital yugoslava por la OTAN. Pero cuando estás paseando por el parque situado cerca de la iglesia ortodoxa rusa donde está enterrado el barón Piotr Nikoláyevich Wrangel, ves que el parque ilustra la historia de estos bombardeos horribles, y los serbios todavía lo recuerdan. En el centro se encuentra un monumento al expresidente de la República de Azerbaiyán, Heydar Aliyev, quien fue el primero en proporcionar la ayuda financiera a los serbios, conmocionados por la muerte de los ancianos y niños en 1999...
Recuerdo que mi primera visita al viejo Cuartel General como periodista fue inmediatamente después de que Letonia se unió a la Alianza. Entre otras cosas, entrevisté para la televisión al entonces embajador de Letonia ante la OTAN, Imants Liegis. Lo que me impresionó es que la embajada letona en la OTAN entonces se situaba en un contenedor marítimo, más parecido a una barraca que a una misión diplomática. Y allí había algunos pilares temporales de madera con cables conectados a este contenedor, electricidad y, probablemente, algunos canales de comunicación ultrasecretos. En el antiguo edificio hospitalario no había espacio para los diplomáticos de Letonia... Esto fue en 2005, mucho antes de que Macedonia de Norte y Montenegro se adhirieran a la Alianza.
Es poco probable que un simple mortal se pueda acercar a la entrada de la sede de la OTAN y hacer un selfie. Decir que está muy bien vigilada es decir nada en absoluto. Pero si ustedes cogen el autobús número 12 para ir de Bruselas al aeropuerto Zaventem, pueden hacer fotos del viejo y nuevo edificio de la OTAN a través de la ventana, mientras el autobús está en la parada homónima. Eso es lo que yo hice.
Cada vez que paso por el bulevar de Leopoldo III, recuerdo con una sonrisa mi encuentro con el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg. Vino a nuestra Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo y, como le suele suceder, pronunció un discurso bastante largo sobre el aumento del poderío militar de Rusia que representa una amenaza a los países de la OTAN, y por eso ellos, los miembros de la OTAN, deben gastar aún más dinero en armamento. Como se sabe, la mejor pregunta es la más ingenua. Cuando, de repente, el presidente de la Comisión, Elmar Brok, me dejó tomar la palabra, pregunté a Stoltenberg: "Hoy todos los países miembros de la Alianza ya gastan en armas 16 veces más que Rusia. Y ahora Usted propone gastar aún más. ¿Significa eso que reconoce dos cosas: 1) las armas rusas no sólo son más baratas, sino también más eficaces; 2) los presupuestos de la OTAN se roban si este montón de dinero no es suficiente para enfrentar a la Rusia "agresiva". Recuerdo que Stoltenberg se puso rojo y muy enfadado en aquel momento. Claro que no dió una respuesta clara. Sólo Kalniete (estabamos en la misma Comisión) gritaba, quedándose sentada: "¡No le escuche! ¡Es el Kremlin!". Casi me muero de la risa...
En conclusión quiero decir una cosa más sobre "la posición de principio de la Alianza" con respecto a Rusia. Cuando el ex Secretario General de la OTAN, el danes Anders Fogh Rasmussen, perdió su puesto, consiguió el trabajo en el consejo del banco letón Norvik, propiedad del empresario ruso Guselnikov, quien luego llevó a la empresa a la bancarrota. Cuando el periodista famoso Shtefan Grobe me invitó a participar en una transmisión en vivo en Euronews (en realidad, no fue una grabación sino la transmisión en directo) con el representante de la Fundación de Rasmussen justo cuando se celebraba la Cumbre de la OTAN de 2017, no sé por qué demonios decidí recordar en vivo sobre el sueldo de Rasmussen pagado con el dinero "sucio" de Rusia. El pobre se huyó del estudio sin despedirse durante la pausa publicitaria.
¿Por qué les cuento todo esto? Por nada. Sólo quería desearles dulces sueños sin los diabólicos misiles de crucero.
Andrejs Mamikins,
Diputado de Letonia en el Parlamento Europeo
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