El problema no es la persona tóxica sino haberla encontrado, puesto que debes convivir con ella. Me refiero a personas en el trabajo o en la familia política.
Pero es abstracto, por ejemplo, tienes la sensación de que no puedes empezar de cero, para volver a convivir. También, uno no sabe en que punto se encuentra en la convivencia. Si convives antes de quedar con esa persona, o convives afortunadamente porque no te has cruzado con esa persona cuando vas por la calle.
Lo peor es que la educación no sirve para salvaguardar la situación ante otras personas. ¿Qué recompensa puede obtener el rival cuando uno quiere estar tranquilo para evitar problemas? Lo mismo puede pensar el rival cuando quiere estar tranquilo. El problema es que la convivencia no genera una tranquilidad mutua.
La convivencia lo decide todo, es la consecuencia de las mismas consecuencias. Es reconocer que estamos pensando a la misma vez pero durante ese momento.
La convivencia hace coincidir dos pensamientos ya que el pensamiento no hace coincidir dos convivencias.