A Francesco Castelli, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Brescia, no le salen las cuentas. Desde que la pandemia del coronavirus empezó a sacudir esta provincia situada en la región norteña de Lombardía, la zona más golpeada por la enfermedad, no paran de llegar personas infectadas por el Covid-19 al hospital, pero no ocurre los mismo con los inmigrantes subsaharianos que viven en esta industriosa zona. Son alrededor del 12% de los cerca de 160.000 residentes extranjeros de la provincia de Brescia, pero apenas hay casos de coronavirus entre la población de raza negra.
«Vimos que teníamos muy pocos enfermos inmigrantes y casi ninguno de origen subsahariano. Primero pensamos que podía ser porque tienen una media de edad más joven que el resto de la población, pero esto no explica del todo las cifras tan bajas. Tampoco que tuvieran una menor propensión a ir al médico por cuestión cultural», cuenta Castelli a este diario. «Nuestra hipótesis es que haya características genéticas que hagan a algunas etnias más resistentes a la infección de este virus». El experto realiza una investigación científica que, según cuenta, todavía está en un estadio «muy preliminar» y que utiliza tanto los datos del sistema sanitario como los de los registros del Ayuntamiento para conocer el país de origen de los ciudadanos, pues los documentos oficiales no registran la raza.