Creaciones titánicas

Grandes colosos de la Unión Soviética.

A lo largo de la Historia, los gobiernos de distintos países han intentado epatar al resto del mundo con obras faraónicas a las que se les ha podido dar un buen o mal uso, que en algunos casos no llegaron a iniciarse quedándose en un simple proyecto, en otros, no llegaron a terminarse, y en otros, no sirvieron para apenas nada aunque su coste fue enorme incluso en vidas humanas. Hoy me gustaría compartir con vosotros varios de estos colosos de la arquitectura y la ingeniería de la extinta Unión Soviética.

01. El Palacio de los Sóviets fue un proyecto arquitectónico que propuso el gobierno soviético a principios de los años 30 del siglo pasado que no llegó a finalizarse. Se trataba de un colosal edificio administrativo destinado también a la celebración de congresos y otros actos oficiales del gobierno y del partido comunista. Ubicado en Moscú, sería el monumento supremo del estado socialista.

Tras la publicación del correspondiente concurso, el proyecto ganador fue el de Borís Iofan, con un edificio de 415 metros de altura y una estatua de Lenin de 100 metros en su cima.

El monumento que precedió al Palacio de los Soviets, la Catedral de Cristo Salvador, fue demolida el año 1931, e inmediatamente después se comenzaron las obras para erigir el edificio, las cuales avanzaron con rapidez durante la primera mitad de los años 30 perdiendo posteriormente "fuelle" por la aparición de otros proyectos arquitectónicos, problemas con los cimientos y, sobre todo, por el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Durante 1941 y 1942, el acero de los cimientos fue empleado para construir fortificaciones y puentes y, finalizada la guerra, los trabajos de construcción quedaron parados. El año 1958 se construyó en el foso que quedó abierto la piscina Moskvá, la más grande del mundo en esos momentos, y la catedral se reconstruyó entre los años 1995 y 2000.

02. El Monumento a la Tercera Internacional, o Torre de Tatlin, fue un proyecto arquitectónico del escultor ruso del mismo apellido, quien lo presentó a comienzos de los años veinte. Se proyectó para ser construido en Petrogrado como monumento y sede de la Tercera Internacional.

Se trataba de una torre de unos 400 metros de alto, que superaría la altura de la Torre Eiffel, y consistía en una estructura espiral de hierro y acero volcada hacia un lado en el ángulo del eje terrestre. En su interior habría cuatro estructuras de vidrio en movimiento: abajo, el Cubo de los Congresos con su giro anual; más arriba, la Pirámide para la Administración con su rotación mensual; y sobre ella, el Cilindro de la Información con su ritmo periódico circular y diario. La última, y más elevada, sería la media esfera, que giraría una vez a la hora.

La torre no se construyó nunca debido a su elevado coste y al dificil momento por el que pasaba el país en aquellos años, justo después de la I guerra mundial y la revolución rusa.

03. Al principio de su mandato, Stalin tenía muy presente que una de las piezas clave del desarrollo soviético era el acero. También sabía que al este, en los Urales, había una rareza geológica única, toda una montaña de mineral de hierro puro, el ingrediente clave para su fabricación, por lo que, en 1929, decretó que una ciudad, Magnitogórsk, y una inmensa industria minero-metalúrgica se construyeran allí.

Con los conocimientos especializados de simpatizantes comunistas de Occidente, y con la mano de obra de millares de presos políticos -se calcula que murieron unos treinta mil de ellos-, la ciudad fue construida en unos cinco años y la capacidad de producción de sus acerías llegó a rondar los 15.000.000 de toneladas en los mejores tiempos. Durante la II Guerra Mundial, la mitad de todos los tanques soviéticos y un tercio de todos los proyectiles fueron hechos en este lugar.

Con la perestroika impulsada por Mijaíl Gorbachov, la planta siderúrgica fue reorganizada como una empresa privada, y hoy en día, con las principales reservas de hierro agotadas, Magnitogórsk tiene que importar la materia prima desde otros lugares para poder continuar con su actividad.

05. El ekranoplano KM es el monstruo que podéis ver en la fotografía. Conocido en los servicios de inteligencia occidentales como "monstruo del mar Caspio" por ser allí donde se efectuaron las pruebas de funcionamiento, este híbrido de avión y barco pesaba 550 toneladas, medía 100 metros de longitud y 36 de envergadura, era capaz de superar los 400 km/h. y sus diez motores lo elevaban más de 30 centímetros sobre el agua aunque no podía elevarse a más de 3 metros por riesgo a estrellarse.

Ideado por el ingeniero soviético Rotislav Alexeiev durante el mandato de Nikita Jrushchov, fue puesto en servicio el año 1966, y se beneficiaba del denominado efecto suelo para sustentarse. Terminó hecho añicos por una maniobra errónea del piloto al ser sacudido por una fuerte ráfaga de viento, siendo sucedido por el Orlyonok, versión corregida y aumentada del primero que le permitía volar hasta los 300 m. de altitud y participar en misiones de asalto.

Otro modelo de ekranoplano fue el Lun, construído el año 1980 con una capacidad de carga de 1000 toneladas, y diseñado para transportar y lanzar bombas nucleares.

06. La bomba del Zar, con un peso de 27 Toneladas, 8 metros de longitud, 2 metros de diámetro, y una potencia de 50 megatones, el equivalente a 50 millones de toneladas de TNT, es la bomba de hidrógeno más grande jamás construída. Pensada en un principio para que tuviera una potencia de 100 megatones según palabras del presidente Nikita Jrushchov, fue lanzada a una altitud de 10,5 Km. desde un bombardero Tupolev Tu-95 modificado y detonada a 4 Km. sobre el nivel del suelo de Nueva Zembla, un archipiélago ruso situado en el Océano Ártico el mismo día que se celebraba el 22 congreso del PCUS, el 30 de octubre de 1961.

La energía luminosa liberada fue tal que pudo ser vista a una distancia de 1.000 Km., la onda de choque fue lo bastante potente como para romper vidrios gruesos a mas de 900 Km. de la explosion y fue grabada orbitando la tierra tres veces. La nube del hongo producida alcanzó 64 Km. de altura y 40 Km. de ancho antes de nivelarse y la energia térmica fue tan enorme que podía causar quemaduras de tercer grado a cualquiera que se encontrara a 100 Km. de la explosión.

Curiosamente -por decirlo de alguna manera-, la bomba del Zar no fue desarrollada como arma de guerra, sino como una demostración del poder tecnológico soviético frente al estadounidense.