El gobernador de Tokio, el ultraconservador Shintaro Ishihara, se disculpó hoy por haber afirmado que el devastador terremoto del día 11 y el tsunami posterior fueron un "castigo divino" por el egoísmo existente en Japón. "Lo retiro y ofrezco mis profundas disculpas", dijo Ishihara, quien, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo, reconoció que debería haber pensado en los sentimientos de las víctimas. El controvertido alcalde, de 78 años, afirmó el lunes a los periodistas que "la política japonesa está teñida de egoísmo y populismo. Necesitamos utilizar el tsunami para barrer el egoísmo, que ha oxidado la mentalidad japonesa durante mucho tiempo". "Creo que (el desastre) es un castigo divino, aunque lo siento por las víctimas", añadió. Sus comentarios desataron una ola de críticas en un momento en que Japón se esfuerza por buscar supervivientes y controlar la situación en varios reactores dañados en la central nuclear de Fukushima, entre el temor a un aumento de la radiactividad.