Como todos sabremos ya, en Honduras ha sucedido un golpe de estado que ha echado del poder a Manuel Zelaya y ha puesto al frente del gobierno a Roberto Micheletti, presidente hasta entonces del congreso. Nuestra queridísima prensa occidental, pasando de medios tan dispares como El País (Que dos días antes de que el presidente fuera cesado, ya tenía la editorial preparada en la cual se tildaba a Zelaya de delincuente, amigo de Chávez, y demás) o Intereconomía (¡Qué decir de ellos!), han justificado el golpe de estado. Mi intención escribiendo estas líneas es que cada uno pueda juzgar y tener una opinión firme sobre el gobierno golpista de Honduras.
No se podría estudiar la complejidad del golpe militar sin echar una mirada atrás. Honduras, situada en centroamérica, tiene en vigencia una constitución adoptada en 1982, período de dictadura militar del general Policarpio Paz y también de fuerte intervención estadounidense a manos de Ronald Reagan. Es decir, la constitución entró en vigencia durante un período dictatorial.
La constitución hondureña contempla que todo aquel que quiera modificar la constitución será cesado de su cargo de forma inmediata (Lo cual es bastante irónico, que en un país democrático no se pueda modificar una constitución). Según la prensa occidental, Manuel Zelaya tenía intenciones de perpetuarse en el poder, ser como Chávez, y demás, por querer modificar tal constitución (La otra cuestión es que él mismo dijo que no se volvería a presentar a las elecciones, con lo cual difícilmente podría perpetuarse en el poder). Así bien, constitución en mano, hay que tener en cuenta que los dos partidos mayoritarios de Honduras, el Partido Liberal y el Partido Nacional, ya tenían propuestas de modificación de la constitución, por lo tanto todos los diputados del congreso correspondientes a esos dos partidos tendrían que haber sido cesados de forma total.
Manuel Zelaya, después de asumir la jefatura de estado el año 2005, propuso colocar una cuarta urna en los comicios del 29N. En Honduras hay tres urnas: Presidente, diputados y alcaldes. Su propuesta consistía en colocar una cuarta que hiciera convocar al poder constituyente para poner en vigencia una nueva constitución. Para ello, consideró apropiado saber la voluntad del pueblo, por esa razón tenía la intención de hacer una consulta popular para saber si la gente quería una cuarta urna. El Ministerio Público paró el procedimiento, así que Manuel Zelaya, mediante la Ley de Participación Ciudadana y el Instituto Nacional de Opinión, realizó una encuesta al pueblo con una sola pregunta, que era "¿Está de acuerdo en convocar una asamblea nacional constituyente?"
La constitución hondureña, en el artículo 5, prohibe que se celebren referéndums en materia del artículo 394 (Forma organizativa del gobierno). Hay que tener también en cuenta que la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Opinión no es en ningún caso un referéndum.
Así pues, al no querer el ejército colocar la cuarta urna, Zelaya destituye al jefe del mismo, Romeo Vásquez. Acto seguido, se destituye a Manuel Zelaya mediante el decreto que cita la "improvación de la conducta presidencial" como excusa. Lo irónico resulta en que ése decreto sólo se puede imponer si su destinatario es un órgano del estado, y en ningún caso es individualizable. El congreso no tiene la potestad tampoco para destituir al presidente, y en la constitución hondureña no hay ningún artículo que permita quitarle el poder del estado a Zelaya.
Los golpistas, apoyados también por la iglesia, no tienen clara su postura. Primero, dicen que se trata de una substitución temporal del presidente (Cosa que no puede ser, ya que sólo se hace efectiva cuando el presidente está fuera un mínimo de 15 días o cuando haya un recurso penal abierto contra el presidente que aún no se haya resuelto. En todo caso, el presidente en persona ha de designar su substituto). Luego hablan de una substitución absoluta, pero ésta sólo puede darse en caso de muerte, renuncia o un recurso penal que inhabilite al presidente. Cuando se dan cuenta de su error, hablan de "Sucesión" (¿En una república se puede efectuar una sucesión?), luego de promoción, y cuando se les terminaron los argumentos hablaron de nuevo de substitución.
Lo único que queda claro del párrafo anterior, es que se trata de un golpe de estado con todas las letras. La noche del 28 de junio se expulsa a Manuel Zelaya de Honduras. El ejército entra en su casa y lo lleva al aeropuerto. Lo curioso del tema, es que Zelaya en teoría era cesado por ser un traidor a la patria según el artículo 12 de la constitución, que tilda a todo aquél que la quiera modificar de ése estátus, pero nadie ha hablado de que ése asunto no era de las competencias del ejército según la ley, si no de la policía, que sin mandato judicial no se puede realizar un allanamiento de morada y que no se puede entrar a casa de ningún hondureño entre las 6PM y las 6AM (Muchos narcotraficantes se escudan en eso para salir impunes de los cargos).
Pero no ha acabado la noche. Manuel Zelaya es deportado a la vecina Costa Rica, quebrándose de nuevo los esquemas constitucionales por parte de los golpistas, ya que la constitución prohibe tajantemente deportar ciudadanos de nacionalidad hondureña. Se impone a Roberto Micheletti (Presidente del Congreso) como nuevo presidente de Honduras. La incógnita viene cuando nos preguntamos por qué no se colocó el vicepresidente en el poder.
No quiero alargarme mucho más. Todo lo que he escrito ha sido sin hablar de los crímenes contra la humanidad que cometen día a día los militares contra poca oposición que queda firme en contra del golpe de estado. 12 sindicalistas han sido asesinados y el derecho a la información ha sido prohibido. Las dos únicas cadenas opositoras a Micheletti han sido clausuradas (¿Dónde están ahora los que critican a Chávez por prohibirle la información a los venezolanos?)
Cartel propagandístico anunciando una huelga general.
El golpe de estado en Honduras ha triunfado, ahora se jugará con la capacidad de olvidar de las masas para que el año que viene deje de estar siquiera en los periódicos un gobierno ilegítimo y dictatorial. En este mismo foro se ha hablado de las reacciones diplomáticas y el abandono del país por parte de los embajadores, de hecho se ha nombrado a Estados Unidos, que sigue con su embajador en el país centroamericano y en consecuencia apoyando el golpe, lo que no se ha dicho aún es que por un lado, Zapatero y Moratinos han condenado el golpe de estado, y, por otro, el embajador español en Honduras sigue también ahí. Demasiadas contradicciones españolas en política internacional.
Decir como nota final, que la ONU echó a los representates de Honduras por considerar que eso fue un golpe de estado y no tenían las credenciales para estar ahí, así que se les obligó a abandonar la sala. Eso no lo ha dicho absolutamente ningún medio de comunicación, y es algo que creo que reviste de gran importancia.
Un saludo.