#79 pues tendría por aquel entonces 19 años, y era la primera vez que nos dejaban los padres de un colega el apartamento en la playa para que nos fuéramos un finde.
Ante la tremenda liada de verme con la cara ardiendo al minuto cero de llegar prácticamente, no se nos ocurrió otra cosa mejor que no decir nada de lo que había pasado hasta que volvimos de vuelta del finde.
Con esas que me veo en el agua con dolor que no voy a olvidar nunca en la vida. Era como tener la cara metida en las brasas de una fogata.
Salí del agua cagandome en dios, en la virgen y en todos los Santos, fuimos a buscar al socorrista, pero como dije eran ya las 8 de la tarde en mayo, y ni socorrista ni nadie en la playa. Y menos mal, porque la estampa tuvo que ser para verla, dando voces rabiando de dolor por la playa con la toalla empapada en agua para intentar refrescarme tapandome la cabeza
Volvimos al apartamento, que así eran las luces que teníamos con esa edad, y no se me ocurrió otra cosa mejor que echarme agua fría, que posteriormente supe que empeora los efectos de la picadura de medusa. La sensación mientras tenía el agua fría en la cara era de alivio, pero en cuanto sacaba la cabeza del agua era como pegar la cara a un soplete.
Viendo que el dolor no se iba, se nos ocurrió al fin con algo de lucidez ir al ambulatorio a urgencias. Allí tardaron casi una hora en atenderme pese a estar cagandome en todo lo cagable de dolor en ese momento a voces.
Me atendió el enfermero, y no tenía ni puta idea de que cojones me había pasado en la cara, se pensaba que había tenido un accidente de tráfico sin el casco y que me había abrasado la cara, y no concebía que eso pudiera ser una picadura de medusa por mucho que le contara la historia. Me pincho un nolotil y me mandó para casa sin hacer nada más
El nolotil no hizo una mierda, la cara me seguía quemando como si la tuviese metida en un bote de ácido sulfúrico, y viendo el panorama nos pusimos a buscar remedios caseros. Leímos el típico de mearse en la picadura, pero al ser en la cara me negué en redondo a aceptar ese tratamiento, así que probamos la siguiente alternativa: el vinagre.
Buscamos por toda la casa y no había un puto bote de vinagre, hasta que rebuscando por todos los rincones apareció una botellita de aceite balsámico de Modena con pinta de ser cara que habían traído los padres de mi colega de un viaje. Ante la falta de otra alternativa, me eche media botella de vinagre de Modena en la cara.
La sensación que tuve en ese momento me produce hasta escalofríos recordarla. Aquello fue como si en un momento todas las terminaciones nerviosas de mi cara hubiesen experimentado la mayor cantidad de dolor posible que mi cuerpo podía asimilar durante 2 segundos y posteriormente notar como todo el dolor iba desapareciendo gradualmente hasta no notar nada. Me sentí como un toro al que le han marcado con el hierro al rojo vivo
Mano de santo, lo de balsámico del vinagre es totalmente cierto.
Volvimos del finde sin decir nada de lo que había pasado, y cuando me vio mi madre la cara por poco se desmalla. Nos cayó un broncazo de cojones a mi colega y a mi por habernos quedado callados y me llevaron al medico. Este dijo que no había visto lo que me había pasado en la cara en la vida, me dio una crema con no se historia de plata(nitrato de plata me suena) que se usa para curar quemaduras de 3 grado, me dijo que en urgencias fueron unos negligentes de cojones y al final todo quedó en una divertida anécdota.
A día de hoy no me ha quedado ninguna secuela en la cara, pero fue acojonante como la tuve esos dias