#27 tengo una espada yedi pero nunca se me ha ocurrido comprar una lámpara de aceite, lo mismo es buena idea tener una...
No utilizaría la lámpara aunque funcionase, ya que daría por hecho que me encuentro en un territorio hostil en el que no quiero llamar la atención ni delatar mi posición, al menos hasta saber qué coño hago ahí, si hay alguien más, y si ese alguien es amigo o enemigo.
Me dirigiría hacia la luz con mucho cuidado, tratando de hacer el menor ruido posible y utilizando la espada a modo de bastón para no tropezarme.
Según me fuese acercando a la luz y pudiese distinguir de donde procede y qué hay ahí, reevaluaría la situación.
#21 Recoges algunas piedras y las guardas en tus bolsillos. Aprovechas para rebuscar entre tus ropas y solo encuentras una aguja sin hilo, una moneda de plata desgastada y una galleta mohosa.
Te acercas a la luz esperando ver algo, pero te das cuenta de que no es luz del exterior. Conforme te acercas ves al menos media docena de trasgos cantando junto a un fuego. Sobre el fuego ves un pilar de piedra con una efigie. La efigie representa una mujer deforme con cara de bestia. Recuerdas que los seres del caos le guardan devoción a la reina de la noche. Y que los sacrificios de sangre en su nombre son habituales.
#34 ¿En la cueva hay barro? Si hay barro intento disfrazarme, intento cubrirme lo máximo posible con la ropa y me embarro todo. Si encuentro algun tipo de ramas, me las clavo con el barro intentando parecer algún ser extraño.
Me encorvo y empiezo a caminar raro y a hablar como uno de ellos, me uno a la fiesta cantando la canción y bailando.
#37 El ambiente es húmedo pero no lo suficiente para generar barro. No encuentras ramas ni nada parecido. Lo que ves está cerca de los trasgos: algunas lanzas improvisadas y un par de rodelas robadas de algún asentamiento humano. Las lanzas están hechas toscamente de cuchillos, piedras afiladas, dagas y otros objetos puntiagudos atados a palos.
El fuego es alimentado por trozos de madera medio podrida de cajas destruidas de un rincón en la estancia de los trasgos. No ves ninguna forma de disfrazarte.
#38 Escondo la espada dentro del pantalón y con el alfiler me hago dos heridas a los lados de los ojos, y dejo que la sangre borbotee. Me acerco sigilosamente y tiro la moneda, dejo que caiga a unos 6 metros de ellos. Cuándo deje de sonar el tintineo de la moneda, corro hacia ella gritando: NO TOQUEIS LA MONEDA! ESTÁ MALDITA!
Corro hacia ella como si estuviese enfermo, cojeando y encorvado. Me tiro sobre ella mientras me muerdo con fuerza la parte interior del moflete para que sangre la boca. Caigo encima de ella tosiendo sangre.
NO OS ACERQUEIS! Grito.
Estoy en el laberinto de una abadía cuyo nombre no me acuerdo dónde hay asesinatos y la risa está prohibida
#39 Los trasgos ven tu espectáculo y gritan. Tres de ellos canturrean entre gritos y siguen bailando alrededor de la diosa. Uno de ellos está adormilado y no se entera de nada. Otros tres se acercan a ti con cuidado apuntandote con sus lanzas.
#42 Los trasgos se miran entre ellos confusos. Uno de ellos chilla "kree-yak!" y te pincha con la lanza para ver si te mueves.
El goblin que estaba adormilado se pone a vomitar y cuando termina se cae de cabeza al fuego y se queda ahí con la cabeza quemándose.
#43 En ese momento sacó mi espada y le doy a la diosa deforme lo que necesita, sacrificios, hundo mi espada en la cabeza del primer trasgo, los otros se quedan sorprendidos, piensan que algo dentro de mí no funciona bien después del espectáculo de la sangre en los ojos, y yo también lo pensaré, cuando esté sentado en la hoguera observando el fuego, bañado en la sangre de los trastos, mientras paladeó la carne de uno de ellos al lado de mi lámpara, ahora encendida.
#44 Sacas tu espada y la clavas en el cuello del trasgo. Los otros cuatro se alteran, y uno de ellos sale gritando y corriendo hacia el túnel oscuro. Los tres restantes agarran sus armas y cargan hacia ti gritando palabras que no entiendes.
#44 Me metiste en la mierda, cabrón.
#45 Me empiezan a venir flashbacks del pasado teñidos de rojo, fui preso en la guerra contra las fuerzas oscuras y caí en manos del Batallón de Gzuluk, capitaneado por Glak el Desollador. Entre las brutales palizas y continuas burlas que recibí, hice amistad con Tzaggarah, una trasgo deformada, con aparente retraso, que limpiaba los excrementos de las celdas y los cadáveres de las disputas que entre ellos se formaban. Aprendí a chapurrear el trasgo por las noches, cuándo todos dormían.
Les apunto con la espada y grito:
- TAAL! O'zzuruluk! NOK!
Moneda, maldición, morir
Apunto al cadáver del trasgo.
- TZE NOK ZZAK!
El, morir, debía
NOK'AI, NOK'OI JALK
Matar a mi, tu morir también.
#52 ¿Qué caminos tengo dentro de la cueva? Uno de ellos huyó por el tunel oscuro, en la otra dirección hay algo? Me refiero dónde ellos estaban sentados, hay camino también o solo pared?
#53 Hay una sala pequeña donde has despertado. Una sala grande donde están los trasgos y el fuego, y de esta sale un túnel oscuro del que no logras ver el final.
#57 1,20m pero están fibrosos. No crees que salgas ileso si te enfrentas de cara a esos tres.
#59 Lo desconoces, pero sabes que son criaturas del mal que se mueven entre las sombras. No sería descabellado pensar eso.