Hay adolescentes que se dedican a hacer gamberradas. Pues, es curioso cuando un adulto se impone a éstos, para poner orden y un poco de su ley.
De pequeño, un adulto me reprochó lo que hice. Más tarde, el tío conservaba la superioridad ya que nunca quise enfrentarme a él. En el fondo, ese adulto se enfrentó sin sopesar las consecuencias y no para regir el comportamiento de un niño.
Recuerdo que un vecino adulto se enfrentó a los amigos de un vecino (éstos iban al colegio). Al final le rayaron el buzón al adulto.
El precio del enfrentamiento. Las personas no se imponen sino que se enfrentan. Todos nos enfrentamos para no imponernos.