Casi un motín se vivió ayer en el tren procedente de Murcia, con llegada oficial a Barcelona a las 23.58 horas. Tirados en los pasillos, hacinados en el coche restaurante o sentados bajo las mesas de la cafetería, cerca de un centenar de pasajeros hicieron el viaje más surrealista de sus vidas. Al parecer, Renfe vendió hasta tres veces el mismo billete, suprimió un vagón (el número 4) y agrupó en el mismo convoy el pasaje de otros dos trenes más.
"Ha sido como viajar en el borreguero aquel tren lento, sucio y feo de los años 70 que hacía el trayecto Barcelona-Zaragoza; en mi época, cogerlo era toda una aventura: sabías cuando salías pero nunca cuándo llegabas ayer, el de Murcia, llegó con 25 minutos de retraso", afirma Pedro Trull, recogiendo el sentir de su hija Marta, 34 años, que viajaba desde Valencia a Barcelona y, por teléfono, le fue describiendo la odisea del viaje hasta agotar la batería.
La cafetería
Francisca Justo Lamarca, de 74 años y operada hace dos meses de la rodilla izquierda, tuvo mejor suerte, a pesar de que su billete era del malhadado vagón número 4. Realizó el viaje en el asiento de su nuera, en el coche número 6, y Pilar, la nuera, aterrizó con sus huesos en tierra de nadie: la cafetería, donde conseguir un metro cuadrado de suelo estaba ayer más caro que un piso en El Masnou.
Una de las que viajó debajo de una mesa fue Ceila Lizarro Contreras, junto a una amiga. A la impotencia de ver que les trataban como ganado, se sumó las condiciones del vagón cafetería: "El vídeo no funcionaba y hacía un frío de mil demonios", dice con una cara ojerosa.
La indignación alcanzó tal intensidad que algunos pasajeros incluso realizaron pintadas, como Valencia hasta BCN sentada en el puto suelo o Me cago en Renfe. Pero el paroxismo alcanzó su máxima expresión en Barcelona, cuando, apiñados en la oficina de reclamaciones de Sants en plena madrugada, un empleado de Renfe les comunicaba que quienes tuvieran los billetes duplicados no recibirían el reembolso. "Señores, la compañía no puede saber quién a ido sentado y quién de pie".
Motines y averías
Como ya pasó en febrero, este mes las averías y hasta los motines de pasajeros de Renfe no han dejado de ser noticia. La semana pasada, los revisores provocaron hasta dos paros al reprender a pasajeros sin billete. El día 6, los pasajeros de un tren parado en Cerdanyola, cansados de esperar, activaron el sistema de emergencia y saltaron a los raíles. Ese mismo día, usuarios de 6 trenes de media y larga distancia sufrieron también retrasos.
Y, como no hay dos sin tres, otra avería de electrificación en la C4 entre Cornellà de Llobregat y Molins de Rei, causó retrasos de 15 minutos. El miércoles, la ministra Magdalena Álvarez comparecerá en el Congreso para hablar de ello.
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Alegría, alegría.