Bloomberg ha acumulado cifras de la ONU, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud, puntuando 169 naciones en una variedad de factores, desde la esperanza de vida hasta la obesidad, el consumo de tabaco, la calidad del aire y el acceso al agua potable.
Los resultados muestran que España ha subido en la clasificación desde el sexto lugar el año anterior, empujando a Italia a la segunda posición. Islandia, Japón y Suiza siguen de cerca, en una lista que demuestra la correlación entre salud y riqueza.
Las naciones de altos ingresos en Europa y el borde del Pacífico dominan la parte superior de la tabla. En contraste, 17 de las 20 naciones con la clasificación más baja se encuentran en el África subsahariana, junto con Yemen, Afganistán y Haití.
Pero aunque el ingreso es un indicador sólido, una mirada a la lista muestra que hay claramente otros factores en juego. Los EE. UU., Donde la esperanza de vida ha disminuido en parte como resultado de sobredosis de opioides y suicidios, ocupa el puesto 35 en la lista. Son cinco lugares más bajos que Cuba significativamente más pobres, con su larga historia de inversión en atención médica financiada con fondos públicos y énfasis en la medicina preventiva.
Cuando se trata de sistemas de salud, el factor más importante parece ser cómo, en lugar de cuánto, se gasta el dinero. España se destaca por una notable disminución en las enfermedades cardiovasculares y las muertes por cáncer en la última década, en parte como resultado de políticas efectivas de salud pública basadas en la detección y la prevención.
Su sistema de atención médica está financiado predominantemente con impuestos públicos y funciona según los principios de universalidad, acceso gratuito y equidad financiera. Esencialmente, todos tienen derecho al mismo nivel de atención, sin importar cuánto dinero tengan. Su atención primaria es particularmente elogiada, con médicos de familia especializados que actúan como guardianes del sistema de salud.
Pero su gasto en salud per cápita está en realidad por debajo del promedio de la OCDE y solo un tercio de los Estados Unidos.
La dieta es otro factor importante. La dieta mediterránea popular en España e Italia es alta en verduras, nueces, frutas, pescado y granos saludables, así como en el aceite de oliva ubicuo. Numerosos estudios han demostrado que una dieta de este tipo tiene muchos beneficios médicos, particularmente con respecto a las enfermedades del corazón.
Las dietas escandinavas y del este de Asia también se han relacionado con estilos de vida más saludables, y existe una fuerte correlación entre las clasificaciones de Bloomberg y las tasas de obesidad.
La obesidad también está vinculada a un estilo de vida sedentario, y países como Suiza y Suecia con altas tasas de participación en el deporte y otras actividades físicas ocupan los primeros lugares en la lista.
Tal vez incluso la siesta tradicional de España sea importante, ya que algunos estudios sugieren que una siesta de poco menos de media hora puede tener importantes beneficios para la salud.
Para el año 2040, se prevé que España superará a Japón y tendrá la esperanza de vida más larga del mundo, con un promedio de habitantes de casi 86 años. Para entonces, el resto del mundo se pondrá al día, y se espera que la esperanza de vida de China supere a Estados Unidos.
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Dieta mediterránea + potente sistema de salud público + quizás la siesta = el paraíso en la tierra.
Como expatriado, lo que más hecho de menos de mi país es precisamente esto: la alimentación y el sistema de salud.
