Filosofía estética o el arte y su capacidad de transmitir lo inefable

Misantropia

Pasaba por aquí y me he acordado de vosotros ☺️

9 4 respuestas
B

#31 el cartón ese es digno de un museo, si.

Tengo este hilo pendiente, joder

5 2 respuestas
RosaNegra

#32 Te me has adelantado.

#31 Aféitate, que sube el sex appeal como en el GTA.

1 1 respuesta
R

#31 que bonita la capilla sixtina

1 1 respuesta
RosaNegra

#34 Eso no es la capilla sixtina. Ni siquiera lo pintó Miguel Angel.

Es "La escuela de Atenas", pintado por Rafael en el 1510 al 1512 en sus estancias del Palacio Apostólico, en el Vaticano.

1 2 respuestas
HybridMind

#35 las pillas al vuelo?

1 respuesta
RosaNegra

#36 Créeme, no lo dice en broma.

2 2 respuestas
B

#37 pero el cartón si es de Miguel Ángel no?

🤭🤭

1 1 respuesta
RosaNegra

#38 Ese sí.

1
Misantropia

#33 No soy el de la tonsura.

R

#37 piensa que si no hubiera catetos como yo tus estudios no tendrian sentido. De nada, si tengo alguna otra duda te mando mp

1 1 respuesta
Misantropia

#32 Es literalmente imposible echar una foto sin pillar cabezas. Está hasta arribisima de gente.

RosaNegra

#41 de nada. Menos mal que hay gente como yo, si no, el nivelito de cultura estaría en la mierda.

MiNmbreNoCab

#1 entiendo que esto es una introduccion y por eso son cosas asi mas basicas.

Pero vamos, sin animo de desmeritar nada, esta de puta madre y mas hilos asi hacen falta.

Ardiendo en deseos me encuentro de que pongas algun tochaco sobre Nietzsche, siempre ha sido mi predilecto.

1 respuesta
Misantropia

Por cierto, vengo de San Pedro y me han entrado ganas de bautizarme. Supongo que será eso de lo que habla el hilo.

1 respuesta
R

#45 sera de san juan

imnothing

#44 es una introducción a una introducción, conque... Pero sí, Nietszche es imprescindible ver su crítica al racionalismo griego y el rechazo impuesto por éste a nuestro lado dionisiaco que precisamente la estética fomenta y apoya. Pero antes hay que ver bien a Platón.

#31 puto cabrón afortunado

2
Zegatron

Que viva la gente que se curra este tipo de hilos.

Mis putos cienes.

A favs y a leerte con atención en cuanto tenga un rato.

imnothing

Bueno, pues continuamos. Vamos a ver a Platón y Aristóteles, pero antes…

La primera antinomia o crisis filosófica

Como vimos en a entrada anterior, los cosmólogos presocráticos se interesaron en conocer qué materia o principio generó el cosmos y pone un orden a éste. Es lo que se conoce como arké, arjé o arche. Cada Cosmólogo razonó qué era dicha sustancia o principio. Para Tales de Mileto era el agua, para su alumno Anaxímenes el aire, para su otro discípulo, Anaximandro, el ápeiron (también conocido como lo indefinido), etc.

Y es aquí que aparecen en escena dos presocráticos esenciales: Parménides de Elea y Heráclito de Éfeso.

Heráclito sostenía que el arké es el cambio. Aquello que permanece constante y da lugar a todo es (paradójicamente) el cambio. Basta observar la vida cotidiana para entender que todo está sometido a un cambio y transmutación, que todo lo que conocemos está destinado a ser otro día otra cosa, y anteriormente era en realidad otra. A este filósofo debemos su famosa frase “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río”, refiriéndose que, tanto el río como nosotros, cambian constantemente.

Heráclito es el filósofo de la Antigua Grecia más oriental por su manera de pensar, pero por desgracia apenas nos quedan restos de sus obras.

Parménides en cambio fundó una escuela que apostaba por lo estático. Con un bello poema cuasi-trabalenguas, explica que como no hay nada fuera de la existencia, y al no haber no-existencia, entonces no queda espacio vacío posible para que tenga lugar el cambio. Para Parménides, el movimiento no existe y son imaginaciones o alucinaciones de nuestros sentidos imperfectos.

Conocida es la paradoja de la tortuga frente al veloz Aquiles (es en realidad de Zenón de Elea, discípulo de Parménides), que afirma que Aquiles no alcanzaría a la tortuga nunca si esta sale un poco antes y no se detiene. Las matemáticas de entonces, y muy especialmente la mentalidad griega, no podían explicar esta paradoja, pues se les hacía aberrante e imposible que existieran números infinitos. De esta manera, explicaba Zenón que el movimiento en realidad no existe, y que sólo vemos alucinaciones, como cuando vemos a Aquiles adelantar la tortuga. Esto da para un hilo propio…

Pero vamos a lo importante. Parménides dijo:
Es necesario decir y pensar que el ser es; porque es posible que el ser sea y es imposible que el no-ser sea; esto es lo que les orden que sopesen

De esta manera, Parménides niega el que pueda haber la nada y el vacío (ahora sabemos que son cosas distintas), y como consecuencia el movimiento y el cambio. Lo que es, Es; y por lo tanto no puede ser otra cosa y provenir de otra, y mucho menos a partir del no-ser.

Parménides es reconocido por ser el primer filósofo metafísico, fue además poeta y legislador de gran prestigio en su polis natal. Creo todo un sistema que a día de hoy se estudia por su brillantez y armonía. Su influencia en posteriores filósofos fue fundamental porque...

¡hete aquí que entre estos dos aburridos griegos, crearon la primera antinomia! Utilizando el logos, no sólo habían llegado a conclusiones distintas sobre el arké, sino totalmente opuestas: Heráclito diciendo que el cambio da lugar a todo, y Parménides diciendo que es el Ser Estático.

Es a partir de este momento, que los siguientes cosmólogos presocráticos deben resolver el problema tratando de conjugar ambos puntos de vista. Así surgen los pluralistas, que son esos cosmólogos que no ven el arké como algo único, sino una mezcla de distintos principios o sustancias (Empédocles con sus cuatro elementos, Anaxágoras con sus gérmenes o Demócrito con sus átomos).

Pero lo importante de todo esto es que las lecciones dejadas por Heráclito y muy especialmente por Parménides influyeron en los dos más grandes e influyentes: Platón y Aristóteles. Veamos como resolvieron este problema (el cambio frente lo estático en la concepción del cosmos) cada uno de ellos.

Platón, el idealista máximo y desterrador de poetas

La ontología platónica resuelve el problema de forma aparentemente sencilla: hay dos mundos, con naturalezas opuestas:

  • por un lado está el Mundo Ideal o de las Formas, donde todo es eterno, inmutable, inmóvil e imperecedero. Conceptos como Bien, Amor, Belleza, Justicia, Lealtad, Círculo, Triángulo equilátero, Número Par, Número Impar, etc. existen en dicho mundo, siguiendo un orden como el descrito: primero los valores universales (empezando por el del Bien) y luego conceptos geométricos y matemáticos
  • por otro lado está el Mundo Sensible o de los Sentidos, que es en el que vivimos, y donde se realizan copias imperfectas del primero. Dichas copias se degradan, cambian, mueven, etc. y lo reconocemos por nuestra experiencia sensible. Vemos como un árbol cambia según la época del año o incluso como se seca y muere, escuchamos y convivimos con gente que crece y cambia hasta que un día fallecen, o incluso somos conscientes de como vamos transformándonos nosotros día a día (más calvos y con las tetas más para abajo)

Esta naturaleza dual encierra elegantemente las dos concepciones vistas antes: el Mundo Formal es claramente influencia de Parménides (estático, eterno, conceptual y sin cambios), mientras que el Mundo Sensible es el que describe Heráclito (en constante cambio y transformación, aunque debido a su imperfección)

Pero Platón tiene favoritos entre sus hijos, y se decanta por el Mundo Formal. Platón también tiene claras influencias de la escuela de Pitágoras, y se da cuenta de que el verdadero conocimiento acerca de lo Real está en nuestra mente, y las matemáticas y geometría son el mejor ejemplo de esto.

Si dibujamos un círculo en la pizarra o arena, no estamos haciendo un verdadero círculo. Seguramente sea un huevo, o aunque usemos compás habrá pequeñas imperfecciones. Un círculo verdadero está en su definición matemática, que sólo nuestra mente es capaz de discernir y no la experiencia: “figura geométrica cuyo centro está a la misma distancia de todos los puntos que la conforman”.

Es a partir de esta influencia pitagórica primero, y Socrática después, como Platón razona su epistemología (acceso al conocimiento verdadero): sólo podemos conocer a través de la razón, usando nuestra mente para acercarla a los conceptos, que son los entes del Mundo Ideal. Sabremos qué es Real y Verdadero (los entes del Mundo Ideal) a través de las matemáticas, con la dialéctica y la conversación filosófica predispuesta a conocer la verdad y lo real.

Los sentidos para Platón son engañosos, aunque nos permitan ver un por ejemplo un árbol, en realidad percibimos con unos sentidos nada confiables lo que es una copia imperfecta del ente “árbol”; concepto que existe de manera separa e independiente en otro mundo, ese que está “ahí arriba” que señala en el cuadro de La Escuela de Atenas de Rafael de Sanzio.

Ontológicamente, Platón es un idealista objetivo (las Ideas son más reales que la Materia y existen de manera separada e independiente a ésta), y epistemológicamente es un racionalista exacerbado. No hay conocimiento verdadero fuera de lo que proporciona la razón.

Para entenderlo mejor, este vídeo:

¿Y en lo antropológico? ¿Cómo ve al ser humano Platón? La antropología filosófica es una rama que se me olvidó citar en la anterior entrada. Estudia y define qué es el ser humano, qué pertenece al ámbito de la Condición Humana.

Platón cree que también tenemos una naturaleza dual: un cuerpo que nos ata al Mundo Sensible, lleno de engaños (como describe el Mito de la Caverna de Platón), pero también tenemos un alma que no pertenece a este mundo, sino al Mundo Ideal. El alma de cada ser humano es un concepto del Mundo Ideal que quedó encerrado en un cuerpo del Mundo Sensible.

Mi alma, el alma de imnothing, es el concepto puro e inmutable de imnothing, y cuando muera mi cuerpo (o mi cuenta sea borrada por un moderador o ardan los servidores de MV tras un ataque de Ozamah), este concepto etéreo y sin materia alguna regresará al Mundo Formal, que es adonde pertenece.

No obstante, dentro del alma hay tres partes diferenciadas:

  • la concupisciente o de las bajas pasiones. Es esa que está más conectada con el cuerpo. Sólo quiere comer y follar
  • la irascible o de las altas pasiones. Es esa parte del alma relacionada con el coraje y las ambiciones. Se relaciona con la lucha, la fuerza y el vigor
  • la intelectual o racional. Es la quintaesencia del alma, la que anhela regresar al Mundo Ideal al que pertenece.

En la axiología Platónica (la ética y la filosofía social y política), el griego razona que siempre debe prevalecer la parte racional del alma, pues nos ayudará a saber qué está bien y qué está mal, llevándonos por un camino de virtud que nos prepara para regresar al Mundo Ideal tras nuestra muerte.

Y bien, tras todo este rollo platónico… ¿dónde queda la estética para Platón?

La estética Platónica… o mejor dicho la no-estética platónica

Visto que lo verdadero existe no en este mundo, sino en otro al que sólo accedemos por abstracción mental o tras la muerte, la estética para los platónicos no es una vía válida para el conocimiento.

Más todavía si tenemos en cuenta que el arte para los antiguos griegos es MIMESIS, es decir, una imitación de la realidad.

Antes comentaba que para las matemáticas griegas no era posible demostrar que Aquiles alcanzase y adelantase a la tortuga que salió un poco antes que él. Y no es porque los matemáticos griegos fuesen tontos, sino porque la mentalidad griega exige que todo sea mesurado, armónico y proporcionado.

¿Cómo van a aceptar algo como un número infinito, que es lo que explica matemáticamente la paradoja de Aquiles y la tortuga, si va contra su concepción finita, armónica y mesurada del mundo?

Pues esta concepción se demuestra a través de su arte: ha de ser un reflejo e imitación de esa realidad que a ojos griegos es un mundo cíclico, perfecto y en equilibrio, cualidades esenciales de la belleza.

Pongamos un ejemplo: el Discóbolo de Mirón

Nota

El Discóbolo es del 450 a.C. y muestra a un atleta olímpico justo en el momento antes de lanzar el disco. Es la epítome de la escultura clásica griega: la postura, los músculos tensos pero no abultados, el equilibrio… contrastan con el gesto, que es concentrado pero relajado.

No tenemos más que ver en un evento deportivo con las actuales cámaras los gestos de los deportistas para ver que no es real. En realidad, se verían con una cara de estreñimiento en su apogeo máximo, algo como el David de Bernini (S. XVII, barroco italiano)

Ahí está con el ceño fruncido, apretando labios, diciendo “¡cómete esta, cabrón!”

Los griegos no quieren reflejar las cosas tal cual son, sino como su percepción idealista y bella del mundo les hace verlas. Al menos durante el periodo clásico, otra cosa es cuando nos metemos en el Helenístico, pero eso lo dejo para después, con Aristóteles. Platón pertenece al periodo clásico de la Grecia Antigua, y su filosofía refleja la manera de pensar de sus contemporáneos, y lo mismo sucede con el arte de su época: imitan la realidad, pero es una realidad idealizada.

No pueden mostrar un kuroi (atleta griego) con un gesto feo, porque lo que hace es bello. Y para ello no importa si cambian el rostro por uno calmado, mesurado, concentrado pero no con una expresión fea. Los griegos clásicos son como Platón, amantes de lo ideal, de la belleza en su estado máximo y pleno. No pueden estropearla con lo imperfecto de esta: el gesto horrible del esfuerzo supremo, por ejemplo.

Y es aquí como nos regresamos a Platón: ¿si el arte griego de entonces reflejaba perfectamente como eran los griegos contemporáneos de Platón… porqué se empeñaba en desdeñarlo como vía al conocimiento? ¿No hay alternativa posible?

¡En realidad sí! Platón sólo aceptaba la abstracción y el filosofar, aparte de la muerte, como únicas maneras de acceder al Mundo Ideal, pero… había otro camino: el Impulso Erótico, o también conocido como la natural atracción humana por la Belleza, el Eros.

Platón sostiene que igual que estamos predispuestos a pensar y discernir racionalmente la verdad, también tenemos el deseo irrefrenable de admirar la belleza. El Eros impulsa a la parte concupiscible de nuestra alma a observar primero los cuerpos bellos (para follar, vamos); luego inspira a la parte irascible de nuestra alma a apreciar lo bello de las normas y reglas y disciplina, y finalmente nuestra parte racional del alma también aprecia la belleza en la armonía de la naturaleza y el Cosmos entero.

Para Platón, alguien que tiene bien desarrolladas las tres partes de su alma, y muy especialmente la parte racional, se dejará inspirar por el Eros para alcanzar el concepto ideal de Belleza, conectando de esa manera al mundo Ideal, aunque de manera sesgada e incompleta.

Vemos así que si bien Platón desdeña el arte de cualquier tipo como camino a la verdad, admite que la admiración por la belleza nos puede proporcionar de manera instintiva y natural el concepto e Ideal de Belleza.

Y es que de esto trata la estética: Verdad es Belleza, y Belleza es Verdad Esto proviene de un poema de John Keats, que surge al ver una urna griega donde han quedado inmortalizados los quehaceres de un poblado desaparecido de la Grecia Antigua.

Y es así como observamos otra gran paradoja en Platón: él mismo, a través de su “Apología de Sócrates”, bella en sus pasajes (e irreal, como el Discóbolo de Mirón), nos revela una verdad que no podía ser entendida de otra manera. Me explico, aunque el juicio de Sócrates daría para otro hilo entero:

Cuando Sócrates fue enjuiciado por corromper a menores (guiño, guiño) y ser impío con los dioses de la polis (ver vídeo al respecto en entrada anterior) hizo una defensa que le llevó a ser condenado a muerte bajo circunstancias no lo bastantes aclaradas. El propio Platón reconoce que lo acontecido en el juicio y muerte de Sócrates pertenece a la Doxa (opinión) y no a la Episteme (conocimiento). ¡Y eso que fue testigo directo!

Este tema, que fue la comidilla de la Atenas del 400 a.C, dio lugar a dos importantes obras, con el mismo título: “Apología de Sócrates”, una escrita (la más conocida) por Platón, y otra por Jenofonte.

Jenofonte, como Platón, fue discípulo de Sócrates pero aparte historiador, militar y político. Cuando su maestro era juzgado y ejecutado, él andaba en una expedición militar dando por culo a los aqueménidas como mercenario… para otros aqueménidas.

A su regreso, como buen historiador investigó lo sucedido y se entrevisto con testigos sobre cómo se defendió Sócrates y qué pasó en el juicio. Escribió así su propio libro o apología, que si la leemos, veremos que es muy real, incluso fea (como el David de Bernini): Sócrates se muestra como un anciano cansado de vivir, se ríe de Melito (el poeta) pero sin grandes discursos, y sus interlocutores son igualmente buenos hablando. Casi parece decirles el anciano “¡mátenme ya si así quieren y váyanse a joder la marrana a otro!”

Sin embargo, cuando uno lee la apología escrita por Platón, parece muy claro que se inventa pasajes, que exagera la manera en que deja en evidencia a Melito y otros acusadores, que aprovecha para difundir su filosofía… Sin duda alguna, Platón idealiza a su maestro y el proceso. Sin embargo, gracias a esta obra menos exacta con la realidad, Platón nos enseña con la estética (esa en la que no creía) de sus entrelíneas una realidad mucho más compleja, un trasfondo político y filosófico que conspiraron en la muerte de Sócrates, y expone que el problema es de los atenienses y no del sabio anciano.

He aquí la paradoja platónica: renegar de la estética como recurso de conocimiento, pero luego usarla para explicar y solucionar el problema socrático. De hecho, los diálogos platónicos encierran ritmo y belleza en su manera de explicarse. Recurre a bellos mitos (el antagonista del logos o filosofía) para hacerse entender mejor.

Igualmente, Platón creía que la educación debía ser pública y universal a los ciudadanos, pero su Escuela de Atenas resultó ser privada.

Así que aunque se diga que toda la filosofía occidental son notas al margen de la obra de Platón, parece que el sabio griego era de los que idealizaban sus enseñanzas, pero luego ponían en práctica otras con igual y notable éxito.

¡Y fin de esta entrega, se me alargó mucho, demasiado… En próximos días aterrizamos con Aristóteles!

13 4 respuestas
B

#35 ¿Pintado por Rafael...? Sólo? Con nadie más?

#49 Sorry por joder el mundochupi super filosófico y todo eso, pero...: "Belleza es verdad, y verdad es belleza"? No has visto ningún vídeo de esos en que las tías se quitan el maquillaje y comparan el antes y el después, ¿no?

1 respuesta
sephirox

#49 Enorme.

RosaNegra

#50 por qué tendría que haberlo pintado con alguien más? ¿Acaso no crees que una persona sola haya pintado eso?

1 respuesta
B
#52RosaNegra:

por qué tendría que haberlo pintado con alguien más? ¿Acaso no crees que una persona sola haya pintado eso?

Me sorprende que habiendo estudiado Bellas Artes no sepas que los grandes maestros del renacimiento pintaban con ayudantes.

Está muy bien copiar y pegar artículos que encontremos por ahí para sentirnos como eminencias académicas en un foro de videojuegos... pero un poquito de rigor, por favor.

1 respuesta
RosaNegra

#53 ayudante tenía el albañil que le hacía el mortero. Ayudante el que le ponía el boceto punteado a carbón sobre la pared. Ayudante es el que le hace la mezcla de los pigmentos a la cal.

El trabajo que tú contemplas ahí tiene un par de años de pintura y un año de planificación en voceto. Por el tiempo empleado y por la factura de la obra, no hay mano de ayudantes EN EL PINTADO.

Aquí el inconveniente es que te estás intentando tirar el piste conmigo, cosa que no te va a funcionar, no en este caso.

Esto no es un trabajo de cámara donde se puede permitir el lujo de pintar solo las figuras y dejar el fondo a sus alumnos. Un fresco es algo muy complejo en el que el artista no se puede permitir el lujo de dejar su trabajo a otros.
Sin ir más lejos, la capilla Sixtina la pintó enteramente Miguel Ángel a pesar de necesitar de ayuda para terminarla a tiempo. Prefirió casi morir angustiado terminándola él solo.

1 respuesta
B
#54RosaNegra:

ayudante tenía el albañil que le hacía el mortero. Ayudante el que le ponía el boceto punteado a carbón sobre la pared. Ayudante es el que le hace la mezcla de los pigmentos a la cal.

Qué barbaridad. Por favor, devuelve el título. Me ha entrado hasta mareo.

Así está la universidad en España...

Por favor, que alguien de historia del arte, carrera más seria, le traiga una buena dosis de realidad al artistilla... @hda dale caña.

1 respuesta
RosaNegra

#55 dime dónde está la barbaridad

1 respuesta
B

#56 Que no puedes hablar de un personaje con relevancia histórica como si fuese de un personaje de Warhammer, idealizándolo y atribuyéndole cualidades por encima de lo humano.

Te lo repito: todos los grandes pintores y escultores del renacimiento, y casi todos los de otros movimientos/épocas, han tenido ayudantes... también para pintar y esculpir, hijo mio. Además de quienes les mezclasen los pigmentos, además de los que quienes preparaban la escayola, además de quien barría... Y lo de la factura, tela xD Los ayudantes tenían la misma factura que el maestro (para eso aprendían con ellos), y por eso siguen miles y miles de cuadros de todas las épocas con la autoría en entredicho: porque a veces es indistingible si un cuadro lo ha hecho un ayudante/aprendiz, el maestro, o entre ambos (ya sea empezándolo el ayudante y rematándolo el maestro, haciendo el fresco entre varios al mismo tiempo, etc.).

A ver si adivino: Durante la carrera te centraste en las asignaturas de taller, pasando de las de teoría e historia, y piensas recuperar ahora ese tiempo perdido... Ya es tarde, sorry. Ahora sólo te queda hacer copiapega de los libros de 7€ de Taschen ;(

1 respuesta
B

#49 Muy interesante, gracias!

RosaNegra

#57 vuelvo a repetirte, ignorante, que esta obra se tardo 3 años en completar. Para empezar, no tienes ni pajolera idea de cómo se hace una pintura al fresco. Y me vienes tres días después de escribir yo eso a intentar darme lección de yo que sé.

Hubo muchos pintores que usaban a sus ayudantes, en efecto. Y Rafael no fue una excepción. Pero tenemos grandes investigadores que son capaces de analizar una pintura y diferenciar temas como pincelada, construcción pictórica e incluso dibujo. Y, precisamente, este fresco no tiene mano de ningún ayudante.

https://www.aboutespanol.com/pinturas-de-rafael-sanzio-y-su-taller-180177

Y te vuelvo a repetir. 3 años para elaborarlo. Si ni siquiera tienes una percepción de lo que se tarda en pintar algo, como coño pretendes darme una lección de esto?

Los ayudantes tienen la misma factura que el artista? Ni si quiera sabes lo que es la factura.

1 respuesta
B
#59RosaNegra:

Hubo muchos pintores que usaban a sus ayudantes, en efecto.

Enhorabuena, todo esto para darme la razón. Dala desde el principio y no des la brasa.

Enhorabuena también por las búsquedas en google en este rato que te han ayudado a ir redirigiendo tu opinión disimuladamente.

#59RosaNegra:

3 años para elaborarlo.

Tres años para finalizarlo, que no es lo mismo que para elaborarlo (no puedes saber lo que ha estado haciendo o dejando de hacer Rafael o alguno de sus ayudantes en ese tiempo).

Por ejemplo: si empiezo un dibujo ahora, lo paro mañana , y lo retomo dentro de 2 años dedicándole dos días más a completarlo, el hecho será:
Tardé 3 años en finalizarlo.
Estuve 4 días elaborándolo.

Si coge alguien 300 años después y dice que "estuve 3 años elaborándolo", estará transmitiendo un conocimiento erróneo, una idea equivocada sobre cómo ocurrieron los hechos (no digo que este sea el caso en la obra comentada, ya que no se puede saber. Simplemente digo que hay que utilizar el lenguaje con mucha precaución).

Lo dicho, ten rigor a la hora de intentar transmitir conocimiento, que de cara al lector es mejor no saber algo, que conocerlo pero con ideas erróneas.

1 respuesta