Son las siete y media de la mañana. Las puertas del hotel empiezan a danzar entorno al eje del que nacen en cuanto mi pie derecho se funde sobre la alfombra que me despide en varios idiomas. Mi cabello es azotado por ese gelido e invisible latigo que cubre las calles de la ciudad en cuanto salgo del edificio. Un latido de corazon mas tarde sale Mina. Se coloca a mi vera. Sigue siendo igual de preciosa que lo era cuando me fije por primera vez en ella. Sus enormes ojos condimentados por esos carnosos labios que me sonrien cada vez que la miro como lo estoy haciendo ahora me volvieron loco en su dia. Se recoge el pelo con un moño y cuando termina empezamos a caminar.
Me alejo del hotel con grandes zancadas de las que aquella rubia y hermosa mujer pronto reniega.
-Refunfuña cuanto quieras preciosa...- le digo mientras alargo mi brazo hasta que nuestras manos se juntan -... pero sabes que Mandy quiere que lleguemos antes de la hora y todavia estamos algo lejos. - Apreto con ternura mi mano mientras le sonrio de forma afable. Ella cabecea un par de veces observando el suelo y me devuelve esa dulce sonrisa. Se resigna una vez mas y apreta el paso. Sonrio por dentro y le doy las gracias por ser como es.
La acera se estrecha cuando torcemos la esquina y nos encaminamos hacia el norte de aquella lujosa ciudad. El encapotado cielo se desgarra las vestiduras y en ocasiones deja que unos limpidos rayos de sol bañen porciones de los edificios mas altos como recompensa hacia algo que se desconoce. Lo pienso mejor y dudo que sea recompensa de nada en concreto, simplemente es un efecto meteorologico. Sacudo mi cabeza y miro de nuevo a Mina, que resopla una vez mas. Demonios, que se joda Mandy, pienso.
Mi paso decelera y mi chica aprovecha para sacar el plano de aquel barrio de la ciudad. - La oferta es el punto verde y la entrega el punto rojo, ¿cierto? - me pregunta mientras dobla con torpeza el enorme trozo de papel.
-Cierto. La linea discontinua es la ruta entre ambos puntos.- añado mientras mis ojos se clavan en la luna trasera del ultimo de los coches al que hemos estado apunto de tocar al cruzar por en medio de la calle. Ambos corremos hacia la acera observando como una estampida de motoristas y todoterrenos acompañados de algun que otro turismo emprende una furiosa carrera hacia el siguiente semaforo que queda un poco mas abajo. Es por este tipo de cosas que Mandy me prohibio el uso del coche para el tema de hoy. Es mucho mas rapido si tienes toda la suerte de cara, pero no compensa el daño que te pueda hacer si un motorista se mueve como le venga en gana como suelen hacer. La solucion correcta es no arriesgarse. Combinando el metro y el autobus todo ira como la seda, aquellas palabras me sobrevienen mientras la primera de las motos cruza a mi altura ensordeciendo mis pensamientos.
-Hay algo que no encaja en este plano, querido. - me dice mientras me palpa el hombro con su mano recubierta de cuero. Me giro y la observo. Parece preocupada. Acerco mi cabeza a la suya y juntos observamos el itinerario a seguir. -¿Por que la linea discontinua pasa dos veces por el mismo punto?.-
Señalo con el indice la ruta que tomaremos en el momento de colarnos por un callejon mientras mis palabras acompañan esa suave caricia por el trozo de papel. -Una vez salgamos, deberemos volver a pasar por delante del lugar con unas gabardinas color crema que hay metidas en unas bolsas al lado del resto de la basura que se almacena en este callejon.-
-¿Volver a pasar por delante?. ¿Y por que demonios debemos exponernos a que nos reconozcan, cariño? - pregunta frunciendo el ceño.
-Nos veran salir corriendo hacia la derecha, y jamas se les ocurriria pensar que en vez de alejarnos, lo que hacemos es acercarnos de nuevo. Daran la orden de buscar a alguien que vista como ahora tu y yo lo hacemos, por eso es imprescindible pasar por ese punto dos veces. Despues seguiremos recto e iremos a ver a Mandy.
-Entonces esta vez no nos tocara correr, ¿no? -
-Solo hasta el callejon, querida.
La sujeto de la cintura mientras le beso la mejilla. Sonrie y seguimos caminando. Torcemos esa misma calle a la derecha y la majestuosidad del edificio al que nos acercamos me ciega interiormente mientras repaso con rapidez mis ultimos movimientos. Debemos acercarnos con diligencia hasta el restaurante de la misma calle, que da pared con pared y no posee camaras de seguridad. Alli esperamos a que los guardias jurados cambien posiciones y entramos al trapo. A ver si con algo de suerte esta mañana no tengo que desenfundar una sola vez.
PD: La H en Fina es por temas meramente burocraticos xDD.