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En el pequeño pueblo de Rennes-le-Château, entre 1896 y 1917, el sacerdote Bérenger Sauniere gastó el equivalente a 575 millones de pesetas (unos 23 millones de francos) a pesar de su salario anual de 900 francos. Durante casi un siglo, los cazadores de tesoros han buscado la fuente de esta gran suma, por ahora sin éxito.
Sauniere era un pobre sacerdote que gestionaba la modesta iglesia de su pueblo cuando encontró varios pergaminos escondidos bajo el altar. Dos de los documentos estaban escritos con caracteres cifrados, por lo que viajó a París para que fuesen estudiados por eruditos eclesiásticos. La traducción no parecía tener mucho sentido, pero tuvo una gran influencia sobre Sauniere: el sacerdote de 33 años se convirtió en inmensamente rico.
Durante años, hasta su muerte en 1917, gastó de un modo exagerado. Restauró y decoró su antigua iglesia de Santa María Magdalena, se hizo construir una lujosa villa con espléndidos jardines y se divirtió de manera extravagante. Se dice que incluso tuvo una aventura con la diva de la ópera Emma Calvé.
Durante sus años de desenfreno, Sauniere tuvo una acompañante fiel: su ama de llaves, Marie Dénardaud. Le legó todo lo que poseía y después murió del mismo modo que empezó: absolutamente pobre. Y, al igual que su vida, su muerte fue un misterio. Poco antes de morir fue visitado por un extranjero y, una semana antes de un repentino y fatal ataque de apoplejía, Marie encargó su ataúd.
Sin embargo, antes de morir casi con toda seguridad comunicó el secreto de su riqueza a Marie. Ésta, ya anciana, trabó amistad con Noël Corbu, que había comprado la antigua finca de Sauniere. Marie le prometió que, cuando supiese que iba a morir, le revelaría un secreto que le haría rico y poderoso....
Poco antes de su muerte, en 1953, la antigua ama de llaves sufrió una apoplejía que le privó del habla y le paralizó las dos manos. En su lecho de muerte intentó cumplir su promesa de revelar el secreto a Corbu. Murmuró algo, pero él aseguró que no pudo entenderlo. De todos modos, Corbu murió poco después en un accidente de tráfico, por lo que si llegó a conocer el secreto de Marie éste se fue con él.
Los pergaminos hallados por Sauniere no se volvieron a ver. Más tarde, a finales de los años 60, un grupo llamado Priorato de Sión anunció que los tenía en su poder. El misterioso grupo, alardeando de una historia de cientos de años, hizo públicos dos pergaminos y el misterio desató la imaginación colectiva.
Teorías
La más conocida es la teoría de la estirpe de sangre sagrada, propuesta originalmente por el realizador de documentales de la BBC Henry Lincoln. Sostiene que Jesús no murió en la cruz, sino que se le administró una droga poco después de ser crucificado para que pareciese que había muerto. Se casó, tuvo descendencia con María Magdalena y dejó Palestina para ir al suroeste de Francia, un lugar relativamente seguro. Allí, sus descendientes habrían creado la dinastía merovingia (un objetivo principal del Priorato de Sión era restaurarla en el trono francés). Al morir Jesús en el año 74 d.C. habría sido enterrado discretamente en el sur de Francia y sus restos ocultados finalmente en la región de Rennes. Si Sauniere los hubiera descubierto, supuestamente habría podido chantajear a la Iglesia.
Otros investigadores sugieren que la riqueza del sacerdote procedía del chantaje, pero en esta ocasión a sus feligreses ricos. Surge de la actitud de dos obispos de Carcassonne ante Sauniere. El primero tuvo una actitud de tolerancia hacia los asuntos del nuevo rico, pero fue sustituido en 1902 por el burocrático obispo Beasejour, que se empeñó en saber el origen del dinero. Sauniere compareció ante él, algo poco habitual para un sacerdote, y le dijo con una sonrisa burlona; Tengo feligreses ricos. El problema de esta teoría es que habrían sido necesarios muchos feligreses , por lo que la frase debería interpretarse un Ocúpese de sus asuntos.
Por otro lado, está el posible hallazgo de un tesoro escondido. Unos fuertes candidatos a ser los propietarios originales del tesoro son los cátaros, una poderosa secta religiosa que floreció en la región de Rennes hasta el siglo XIII. Eran unos cristianos heréticos que creían que el mundo material era una creación del demonio. En el siglo XIII, perseguidos y excomulgados por la Iglesia católica, establecieron su último reducto en la forzaleza de Montségur situada en la cima de un monte, no muy lejos de Rennes. Poco después los católicos los sitiaron, pero cuatro montañeros cátaros escaparon llevándose con ellos lo que las crónicas describieron después como los tesoros de su fe, pecunium infinitam (dinero ilimitado).
Arthur Guirdham, una autoridad en catarismo, cree que el tesoro de los cátaros estaba formado por conocimientos esotéricos, y que los montañeses escondieron libros y documentos en algún lugar de la región de Rennes.
Pero quizá la teoría más plausible del tesoro de Rennes es la relacionada con los Caballeros Templarios. Había algunos cerca de la región cuando eran perseguidos por Felipe IV.
Lo que es cierto sin lugar a dudas es que, de la noche a la mañana, un humilde sacerdote se hizo rico tras viajar con unos documentos a París.