#252 Hay muchas ambiciones políticas que tienen pocas posibilidades de alcanzarse, incluso que a la mayoría pueden parecernos ridículas y fabricadas, como es el caso del independentismo catalán. No por ello dejan de merecer respeto y no por ello dejan de tener cabida en una democracia. Al menos en la española, que es más permisiva que la francesa o alemana.
Que no te salgan los números para modificar las leyes que necesitas, no justifica saltarse la legalidad e imponer tu ideología.
Esta falta de espíritu democrático está en la esencia del independentismo catalán. Lo respetuoso sería haber lanzado una campaña política explicando que en Cataluña hay gente que desea la independencia y explicando sus argumentos por toda España para ver si consiguen los apoyos para hacer una reforma que permita. Ni siquiera se ha intentado. Por otra parte nunca se hubiera conseguido, porque es un auténtico disparate el independentismo, pero democráticamente sería lo correcto, el intentar conseguir los apoyos necesarios para las ambiciones políticas.
Lo de siempre, cualquier ideología que pretenda imponerse así no merece ni siquiera el respeto. Es más, es democráticamente repugnante y yo hasta opino que debe de ser denunciada, evidenciada e incluso humillada.
En España el separatismo no se castiga por cierto, déjate de victimismos, en España el ser separatista se permite, así como los partidos separatistas. Simplemente se exige que se ciñan a la legalidad y que si desean cambiarla, se haga por las vías así establecidas. No es pedir mucho realmente.