Como en MV ultimamente se postea de todo, les dejo aquí y espero que sea lugar idoneo, un pequeño relato de mi cosecha, en este caso me basé en algo, les dejo la tarea o entretenimiento de averiguar en que.
Una elección binaria
La lluvia siempre lo limpia todo y deja un toque de frescura en lo que toca.
Las gotas impactaban en aquel cerdo como si de miles de micro-balas se tratase, me gustaría que por cada gota sintiera el dolor de mil estacas clavadas en su pútrido ser, lamentablemente no podía ser así.
La ciudad se duchaba por momentos para sacudirse toda la porquería que la habita y la infecta, la noche era el mejor momento, por que de noche es cuando salen todas las ratas y cucarachas a alimentarse y justamente yo tenia a la mayor rata de todas delante mía, arrodillada y suplicando por su vida, cosa que me provocaba mas asco si cabe.
Su cabeza se encontraba a pocos centímetros del cañón de mi arma, siempre he oído que cuando te apuntan con un arma y tienes la oportunidad de ver cara a cara su negro nido, toda la vida te pasa por delante y todas tus acciones se unen hasta que se dibuja un camino que termina justamente en ese momento, el camino de ese buitre era tan largo que cuando se cansaba de recorrerlo me pedía clemencia, sus gritos eran estridentes y sonoros, como el grito de una criatura antes de nacer, era tan ruidoso y molesto que mi arma ocupo el espacio suficiente en su boca para que se calmase un poco.
Mi dedo era tan sensible que tenia que sujetarlo con riendas de serenidad, aun no era el momento. Para mi también había sido un largo camino llegar hasta aquella situación, un camino que no me apetecía nada haber recorrido, un camino donde yo había sido el limpiador y mi pistola la escoba, un camino donde mi mujer y mi hija me esperaban cada una en sus tumbas y esperando mi llegada en un sarcófago de madera de pino, en ese momento, como en todos los k me acordaba de ellas, una lágrima callo de mis ojos en esta ocasión fundiéndose con la lluvia.
Siempre he creído que la vida es una elección binaria, en aquel momento, quedó demostrado. ¿Apretar el gatillo o no hacerlo?, era una elección compleja, tanto que no me lo había replanteado hasta llegar a tener delante mía a la persona que ordenó la muerte de los seres que mas quería y simplemente por el mero echo de que eran un estorbo en sus planes.
Si lo apretaba vengaría la muerte de mi familia y me uniría con ella tras ser acusado del asesinato de toda la organización y del propio líder, si por el contrario lo dejaba ir el destino seria el mismo, en aquel momento me di cuenta, firme mi propia muerte al comenzar mi venganza. Una sonrisa emergió de mi boca, el cerdo gritaba aterrado por momentos.
Odio los barrios, todos se enteran de si discutes con tu mujer o si haces las pases. Algún tipo aburrido habría oído los gritos y para darle algo de emoción a su vida o por el mero echo de sentirse mejor o incluso para alardear de haber impedido un asesinato, llamó a la policía. Las sirenas cantaban en la lejanía, nunca me había molestado su canto angelical hasta aquel momento, que me parecía un chirriado emitido por la guadaña de la muerte al ser afilada.
Eran rápidos, los coche patrulla se habían parado enfrente de los dos, los focos dibujaron la escena en aquella oscura noche. ¡Suelte el arma inmediatamente!, era lo que necesitaba oír, la historia llegaba a su fin, era en ese momento en el que el espectador se agarra a la butaca esperando si lo mata o no, si consigue salir vivo o no.
Parece que esto acaba aquí, me gustaría no haberte conocido y que mi mujer y mi hija no estuvieran muertas, a ti te gustaría que yo te dejara salir con vida, que te perdonara, pero en esta vida no siempre es lo que uno quiere, - mi dedo se soltó de las ataduras que lo sujetaban - si existe el infierno, espero que vivas este dolor hasta los restos de tu muerte. La pistola puso el punto y final a aquella frase, la bala impacto en su cráneo abriéndose paso hasta su cerebro y dirigiéndose a su sinapsis, sus sesos quedaron esparcidos por la acera húmeda, la sangre fluía impulsada por la lluvia, al fin se había callado, al fin terminó mi venganza.
Los policías habían recibido la orden, sus pistolas gritaron como demonios encolerizados, las balas atravesaban cada gota que se ponía a su paso, todo me parecía ir a cámara lenta, vi mi vida reflejada en cada gota de lluvia que caía lentamente y en las balas se reflejaba cada muerte que había llevado a cabo, que ironía macabra parecía tomar la situación por momentos, las mismas muertes que había perpetrado iban a matarme. No se apiadaron de mi, yo tampoco lo hice de ellos.
Siempre me a gustado creer en el cielo, en ese lugar paradisiaco al que va el ser humano tras su muerte. Aquella imagen, mi cuerpo fulminado junto al de mi enemigo pronosticaba que ese no iba a ser mi destino.
La lluvia siempre lo limpia todo y deja un toque de frescura en lo que toca, la lluvia limpio mi cuerpo entrando en cada agujero de bala, era su forma de agradecerme que hubiese limpiado a la ciudad de algo que a ella le era imposible.
P.D:Creo que está perfectamente claro