#30
No todo el mundo tiene la suerte de tener una familia tipica de una sitcom americana, por desgracia.
#29 Ahí estoy de acuerdo contigo, pero vamos, en mi caso creo que al 99% que no sentiría nada cuando falte algún familiar.
#31 Así es, no digo que sea culpa de nadie, digo que es triste...
Yo siempre digo que la familia se impone y los amigos se eligen. Ahí está la clave.
Pero aún así es triste no tener una familia acogedora, con buen rollo y con cariño y afecto entre casi todos.
#28 Añado a mi comentario, que en esa época tenía novia y básicamente al día siguiente de volver del funeral me fui un par de días con ella y no tuve ningún atisbo de estar de capa caída, disfrutaba del presente que básicamente es lo que hay que hacer.
Si me pillase ahora una pérdida equivalente seguramente lo pasaría algo peor, pero como ya lo he vivido sabría sobrellevarlo de por sí.
No se, la vida sigue, llorar la muerte de alguien no le va a traer de vuelta. Siempre y cuando tengas buenos recuerdos con el/ella nunca va a morir para ti, quedarse estancado en el pasado es malo.
Aparte que me cuesta mucho coger afecto a personas que veo 3 o 4 veces al año como mucho, son mi familia les aprecio. Pero lo pasé bastante peor cuando lo dejé con mi ex, por ejemplo. Me cuesta más asimilar perder a alguien que veo todas las semanas 1 o 2 veces a alguien que le veo de tanto en tanto.
Por la única familia que lloraría es: Madre, padre, hermanos, mi mujer y mi hijo. Se acabó la familia fuera de estas 6 personas.
PD: Lo estás preguntando justo cuando hace unas dos semanas se lió gorda con el resto de mi familia. Por mi como si se mueren ahora mismo.
Me parece tremendamente absurdo tanto el planteamiento del tema como la pregunta.
Llorar es algo que sale, no te planteas si vas a llorar o no con una determinada cosa. Es absurdo.
Y quien dice llorar dice sentir.
Solo lloraría por mi padre y quizás un primo muy cercano. Con el resto de familiarias solo me pondría triste y poco más, pero no creo que los extrañe el día que se vayan.
Muchos podrían pensar que familia solo hay una, aquella que tiene nuestra misma sangre, aquella que sobre un papel lleva los mismos genes que nosotros. A primera vista puede ser así, legalmente es así, pero en la conciencia de muchos de nosotros entiende que el término “familia” va muchísimo más allá.
Lo siento, no soy de la creencia de que la sangre une por encima de cualquier cosa. Y no creo en ello porque lo he visto, lo he sentido y lo he aceptado.
Personas que son de nuestra sangre son capaces de hacer mucho menos que aquellos que solo nos conocen por los años vividos al lado.
Familia es aquella que te cría, que te demuestra el cariño, que te brinda la oportunidad de ser feliz a su lado. Y no hace falta remontarse a la idea de familia como pariente cercano que está a tu lado... No, no me estoy refiriendo a ellos, que los habrá. Hablo de aquellos amigos auténticos que están a tu lado pase lo que pase, aquellos que te abren las puertas de su vida igual que tú haces con ellos y que están tanto en lo bueno como en lo malo.
Esa es la verdadera familia que importa, quizá no tu familia biológica, pero sí tu familia política, elegida, escogida por ti y para ti.
Las personas somos capaces de escoger a aquellas personas que realmente nos transmiten algo, que nos apoyan en todo momento y sabemos que recibiremos lo mismo que damos.
Existen familias de sangre que se llevan maravillosamente bien... que conviven en armonía. Pero también existen familias donde los lazos que pudieron unirles están tan agotados, tan descosidos y rotos que no pueden volver a repararse.
Las relaciones se rompen, la gente se cansa y esos lazos jamás se vuelven a recomponer por muchos intentos que se den.
Y cuando tu familia auténtica te falla, ahí estarán siempre aquellas personas, aquél pequeño círculo que escogiste para apoyarte en todo momento. El recorrido que caminamos a lo largo de nuestra vida es extenso, en él vamos encontrando todo tipo de personas, algunas que se irán y otras que se quedarán de por vida. Y esas personas son nuestra auténtica familia...
Lo importante es disfrutar de la vida en compañía del otro y también apoyarle en los malos momentos. Esa función la puede realizar cualquier persona con un mínimo de sentimiento, siempre y cuando esté comprometido con esa relación que esperas que sea permanente e inquebrantable.
Porque... ¿qué pasa cuando no tienes una familia? Siempre encontrarás un amigo que te abra las puertas de su casa, su familia te recibirá con los brazos abiertos y serás uno más para ellos. Ahí está la verdadera amistad, el mismo cariño, la misma sensación de entrega que nos hace completamente felices. Y los años pueden pasar rápidos, lentos, pero sabes que siempre tendrás esa mano o manos amigas que te agarrarán tanto para lo bueno como para lo malo.
Mi familia no es aquella que me viene impuesta sino que es la que yo elijo con cada una de mis decisiones.
Adiós a aquellas personas que no me transmiten nada y bienvenidas sean todas aquellas que sé que siempre estarán a mi lado pase lo que pase.
Respondiendo a tu pregunta #1, estoy de acuerdo contigo no me afectaría la pérdida de "familiares".
Estar triste si, pero llorar no, yo tengo asumido que todos vamos a morir, y por ello, en ninguna de las muertes de familiares he llorado.
Sólo lloré con la muerte de uno de mis tíos que digamos que era el más cercano, con los otros 4 no. Apenas tenía relación con ellos más que la típica de alguna fiesta y poco más.
Pasó hace bastante tiempo y empecé al ver a mis primas destrozadas. Fué más por eso que por la muerte en sí.
Yo depende de varios factores, en concreto de si a vivido una buena vida o no.
Un familiar que me dejara de forma prematura lo lloraria, pero en cambio de un familiar que a vivido si vída de buena forma.... No lo veo tan mal que me quede roto por dentro. Me paso con una abuela y un abuelo que ya murieron, mi abuela fue más triste para mi por que se fue tras 6 años luchando contra un cáncer mal diagnosticado y era una persona muy fuerte. La de mi abuelo lo entendí como que había vivido bien su vida, había sido un hombre que lo daba todo y ayudada hasta a quien no conocía y me entristecio pero no lo llore como tal. Se que no soy la norma pero es como lo veo.
Hace medio año murió mi abuela paterna. Yo pensé que no iba a llorar... la mujer tenía ya casi 100 años, hacía mucho que no la veía -la última vez en navidad pasada-, llevaba bastantes años jodida -casi ciega, en silla de ruedas, con ayuda para mear y cagar...- y realmente toda la familia simplemente deseaba que pudiera descansar en paz.
Pero fue llegar al tanatorio y ver el ataud cerrado con una foto suya delante... y puff. Mi padre y yo como dos magdalenas, junto a mis tios y demás.
Cuando uno pierde a un familiar cercano, los demas como que sobran y mas cuando no se comportan como deben en un momento asi.
Una vez perdi a mi madre desde ese momento no he soltado una lagrima mas, y de eso ha pasado ya 8 años. Muy duro al principio, pero tu vida sigue y ella ya no esta salvo sus consejos y lo que te ha enseñado durante el tiempo compartido.
Por el camino he perdido abuelos, tios y hasta primos como si fueran gente normal y corriente. Sin valor alguno, mas no me lo demostraron en el pasado.
La familia se resume en padre, madre y hermanos, los demas cordialidad.
Pues dependiendo del trato que tenga con el familiar, ya he pasado por varios entierros familiares (por desgracia) y en la mayoria he llorado, en otros, ni una lagrima
De mi madre y padre, aunque putativo, mucho.
Del resto, hace un par de años que deseé con muchas ganas que se murieran la mitad de ellos de alguna muerte bien dolorosa, por hijos de la gran puta, así que imaginate
La verdad es que no lo tengo claro, pero si volviera a encontrarle..., pues le diría que sí, que lo hice.
#56 vaya tela, me alegra saber que al menos no soy el único que tiene una familia de mierda.
#59 Temas de herencias en mi caso, no sé como un hermano puede intentar dejar en la mierda a su hermana pequeña (mi madre) por cuatro duros de mierda y un piso de mierda de protección oficial donde viven mis padres.
De momento ni el cáncer que ya tuvo se lo quiso llevar