Evidentemente que Isabel Carrasco es una víctima de la crisis, aunque la haya matado una ex del PP. Una señora que tiene doce sueldazos públicos y sólo declara uno; y usa el dinero de la diputación para operaciones estéticas. La crisis no sólo ha acentuado la pobreza, la angustia y la desesperación, sino también la avaricia, las ansias de poder y los celos. Y ella ha sido víctima de su propia hambre. El hambre, la envidia, los celos, el rencor y las ansias de poder de gente de su propio partido.
Te arrinconan. Te sacan de quicio. Se ríen de tu inteligencia. Te toman por inútil e incapaz. Te mienten. Secuestran a tu país. Se despreocupan de todo lo que te pueda pasar. Te roban en la cara mientras se ríen. Te van dejando desamparado mientras ellos se cubren las espaldas. Te obligan a salir a la calle. Te obligan a buscar comida en la basura. Te obligan a dejar tu casa y que continúes pagándola. Te imponen lo contrario de lo que prometieron. Imponen medidas impuestas por fondos monetarios internacionales y potencias extranjeras que nadie ha votado. Te obligan a tener un hijo aunque no tengas garantías ni para darle de comer. Te pegan si te manifiestas. Te multan si te manifiestas…
Después de este trabajo fino, lo han conseguido. La casta política ha conseguido convertirse en el enemigo público número uno del pueblo. Han conseguido deshumanizarse por completo. Poca gente, a parte de los de su partido, ha sentido pena por esa señora. Y lo más grave, es que a poca gente le ha sorprendido. Puedo decir casi con total seguridad que la mayoría de la sociedad pensaba en un principio que había sido alguien afectado gravemente por la estafa, mal llamada crisis. ¿Por qué? Porque es la primera respuesta lógica que le viene a uno a la mente. Como cuando le preguntaron a Julio Anguita qué le diría a Rajoy y respondió que “le haría una llave de judo. Le haría una llave de judo porque ya se le ha dicho todo”.
Lamentablemente, el propio gobierno está llevando al país a estas cotas de violencia que nadie desea. Está estirando demasiado la cuerda y ya se sabe que tanto va el cántaro al agua, que al final se rompe. Las redes sociales arden y rebosan. Gente celebrando este asesinato como si se tratara del de Carrero Blanco; y, como no, desde su partido pintándola como mártir de la democracia. Lo han conseguido. Han conseguido que el asesinato de un político sea una reacción prevista, incluso deseada por algunos sin que tengan que pertenecer a ninguna banda terrorista. Han conseguido que la gente ni se sorprenda; y que incluso muchos se pregunten cómo ha tardado tanto en suceder. Han conseguido que lo vean normal. Han conseguido deshumanizarnos por completo. Lo habéis conseguido. Felicidades. Y ahora, váyanse a la mierda.