Y las acciones, asignadas aleatoriamente, corresponden a...
1.- #4 - Inspector - Lupo Li
2.- #6 - Abogado y hermano de la víctima - Luisma Mon
3.- #18 - Acusado en el juicio - Toñi Montaña
4.- #20 - Bedel - Edgar Frield
5.- #22 - Reportero en el pasillo - Paco Tilla
6.- #28 - Señor en el servicio - Contramaestre Ñido
7.- #31 - Guardia de seguridad - Flint Westwood
8.- #37 - Recepcionista - Morgen Chau
9.- #41 - Secretaria de la víctima y de su hermano - Leire Cado
10.- #43 - Limpiacristales - Chris Tasol
Y así, la historia continúa...
Episodio primero: La primera reacción
El inspector Lupo Li se dio cuenta en seguida de que algo serio había pasado. No había nadie en recepción, y varios fotógrafos y periodistas se dirigían a toda prisa a la planta superior. Lupo decidió seguirles. Eran como aves carroñeras, siempre sabían dónde estaba el problema. Al llegar a la planta superior, donde se encontraban los despachos y las salas, se encontró con una pared de periodistas que taponaban la puerta de la habitación en la que pretendían juzgar a Toñi Montaña aquel día. Luisma Mon estaba con cara de pocos amigos en una esquina despotricando contra el café de su hermano como venía siendo habitual, mientras Toñi Montaña se paseaba por los pasillos acompañado de un guardia que iba esposado a él. Era algo extraño que los periodistas le ignoraran. Pero parecía estar en una situación tan cotidiana que nadie reparaba en él.
Lupo se acercó a la masa de gente que obstruía ya medio pasillo. En un rincón estaba el Bedel Edgar, sentado en una silla, Jadeando y cubierto por un producto de limpieza sin identificar. 'Pobre', pensó el inspector. 'Debe de estar en las últimas'. Y mientras observaba a la multitud, sin saber si meterse o no, se cruzó con su amigo y vecino, Chris, el limpiacristales del edificio. Parecía nervioso y tenía la camisa sudada, pero no le dio importancia. Todos estaban nerviosos y el calor asfixiante de aquel día no ayudaba. De repente, se cayó redondo en el pasillo. '¡Rápido, traedle algo de agua!', dijo Li mientras dos personas se acercaban a ayudar a Tasol.
El recepcionista salió de la sala del juzgado, con cara preocupada. Lupo Li le conocía bien, era miembro de una organización criminal que fue disuelta hace años. Todos creían que se limitaba a hacer bien su trabajo y que era una persona respetable. Pero en aquella maldita ciudad todos estaban de mierda hasta el cuello. Sobornos, extorsión, mentiras... En Crimenville aquello era el pan nuestro de cada día, y gente como Morgen eran los panaderos de la ciudad.
-Hola, Morgen
-Hola inspector, ¿Cómo le va?
-No muy bien, sabes que no me gusta que estes cerca mío. Y sabes también que tienes papeletas cuando la gente muere cerca tuyo.
-Oh se lo juro inspector, ¡Yo no he hecho nada! Ya sabe que desde... Bueno, desde 'aquello', ¡Soy un hombre nuevo! No mas crimen, ¡No señor!
-¿Sabes qué ha pasado?
-Bueno... Alguien ha muerto, pero están todos histéricos y nadie me ha dicho nada. Ya sabes cómo son estas cosas.
-Quédate por aquí, tengo que hablar contigo más tarde. Como se te ocurra intentar escapar...
-No se preocupe jefe, estaré en recepción si necesita algo.
El inspector vio cómo Morgen Chau se alejaba a paso lento por las escaleras. Aquel hombre le daba muy mala espina. Había estado metido en negocios turbios antes, y Li sabía que esa gente nunca cambiaba. Se acercó al grupo enseñando su placa, y se abrió paso hasta el Guardia de seguridad Westwood, que tampoco tenía un buen día.
-¡Mierda joder! ¡Todo el mundo atrás! ¡Dejad trabajar a la policía!
-La policía acaba de llegar Flint. ¿Cómo te va?
-¡Estoy hasta arriba de este trabajo Li! Por culpa de estos cretinos me he caído! Han aplastado mis galletas Li, ¡Han aplastado mis galletas maldita sea!
Lupo se quedó pensativo un rato viendo cómo la panza del guardia temblaba de ira y cómo los espectadores asistían intrigados y divertidos por su reacción. Entre ellos estaba Leire Cado, la secretaria de Txema y Luisma, que estaba intentando averiguar lo que pasaba, con cara de incredulidad. Desde luego que no era frecuente que hubiera tantas cámaras allí, y menos aún en la entrada de lo que parecía ser un cuarto de baño.
-Bueno Flint, cuéntame. ¿Qué ha pasado?
-¡Las galletas maldita sea, te lo acabo de decir! ¡Han aplastado mis galletas!
-No, me refiero al crimen. A no ser, claro, que me hayas llamado por tus galletas.
-Lo habría hecho, pero no. Tenemos un fiambre en el baño.
-Déjame pasar, yo me encargo del resto.
Lupo entró en el baño y cerró la puerta como pudo, el enorme cuerpo de Flint no se lo ponía fácil, y menos aún la presión que hacían todos aquellos periodistas. Se acercó a la víctima, y sacó su libreta. Hombre, mediana edad, no demasiado pelo... Y fue entonces cuando le dio la vuelta y vio quien era. Txema Mon, el Juez que debía juzgar a Toñi aquella mañana, estaba muerto. Y por la puerta de uno de los baños asomaba una cabeza, con un corte de pelo militar y un mostacho impecable. Sin pensárselo dos veces, el inspector Sacó su pistola y apuntó a quien fuera que estuviera allí dentro.
-¡Quieto ahí, policía de Crimenville! ¡Salga lentamente con las manos donde yo pueda verlas!
No dio crédito cuando, del pequeño cubículo, salió el mismísimo contramaestre Ñido, un testigo importante en el caso Montaña.
-¿Qué demonios hace usted allí dentro?
-Verá, yo estaba comenzando mi jornada diaria y... Bueno, no acostumbro a madrugar tanto, así que me quedé dormido aquí dentro. Cuando los gritos me despertaron me encontré con... Bueno, con el muerto ahí delante, y había tanta gente en el pasillo que no me atreví a salir.
-¿Ha visto quién era la primera persona que entró o salió de aquí después del asesinato?
-Bueno, como dije no. Pero ahora que lo menciona, creo que Paco Tilla, el reportero del Crimen Today, salió corriendo de aquí. Bueno, al menos eso he oído.
-Bien. Estará más seguro aquí dentro. Intente no salir.
Li salió a buscar a Paco. Tras esquivar a la multitud y sellar de nuevo la puerta (Con el cadáver y el Contramaestre dentro), se dirigió a todas las personas que estaban en el pasillo.
-Atención por favor. Préstenme un poco de su tiempo. Lamento informarles de que se ha cometido un crimen en este edificio, por lo que no podremos dejar que entre o salga nadie hasta que comprobemos sus identidades. En seguida vendrá la policía para agilizar el proceso. Hasta entonces, les ruego se reunan en el salón principal y se relajen. Dejen a la policía hacer su trabajo y pronto todo habrá acabado.
Los reporteros seguían merodeando por el pasillo, pero poco a poco fueron desistiendo y aquello se quedó lo suficientemente libre como para poder andar.
-Westwood, ¿Sabes dónde está Paco?
-¿Paco?
-Sí, el pesado ese del Crimen Today, no le he visto y me extraña.
-Ah, le vi salir corriendo del baño y le detuve. Está esposado a Toñi Montaña y a un policía. Búscales por el pasillo, estarán dando vueltas por ahí.
Y Li volvió a sumergirse en la atmósfera lenta del pasillo, esperando acabar con el culpable antes de que aquel maldito calor acabara con él.