La desertización es cada vez mucho más visible, y la tierra desaparece dejando a la vista la roca, donde no hay posibilidad de que las plantas, los arbustos y los arboles crezcan y den frutos.
Gracias a la vegetación y árboles la tierra aguanta firme en los montes y bosques, pero debido a la tala incesante de árboles, a los incendios y a la contaminación del agua de los rios y los mares el planeta tierra está viniéndose abajo. Estamos matando a nuestra Madre, y si ella muere, nosotros moriremos con ella. En el rio Ebro, por poner un minusculo ejemplo de la devastación humana, se han vertido en los últimos años 300 mil toneladas de desechos tóxicos, algunos incluso radiactivos.
Si los árboles mueren poco a poco la vida que crean gracias a la humedad de sus sombras tambien muere, y con ella todos los animales que poblamos la tierra, y la misma suerte tiene todo cuanto vive en las copas y troncos de los árboles. Las inundaciones, terremotos y demás catástrofes naturales que estamos sufriendo son la respuesta al maltrato que sufre sin tregua la Tierra. Como casi no quedan animales que esparzan las semillas de los árboles para que crezcan otros nuevos, la reforestación natural es muy lenta y en algunas zonas muy dificil. Algunos árboles que brotan de la tierra son utilizados falazmente para lucirlos en jardines, calles, parques o fiestas, para convertir las tinieblas de hierro, petróleo y asfalto en algo un poco más verde pero insuficiente para Vivir, árboles que agonizan en las aceras de las calles o máscaras que ocultan sin lograrlo que vivimos en medios de existencia fuera de la naturaleza.
Y por eso mismo nos invaden tantas enfermedades y traumas, por que vivimos en jaulas que nosotros/as mismos/as hemos creado fuera de nuestro hábitat natural (como si un pez pudiera vivir fuera del agua). Algunos árboles logran sobrevivir a las manos del hombre, pero eso no es suficiente. Los plaguicidas contaminan el agua y la tierra, que son elementos fundamentales para la existencia en la tierra. ¿Es que todo esto está escrito y no hay modo de cambiarlo? ¿Es que nadie se da cuenta de nada, y la ilusión, y la apariencia, y el dinero se ha instalado en todos sitios y todos duermen y nadie quiere nada más que lucir trapos caros, coches y joyas? Yo os invito a que allá donde estéis, lejos o cerca, cojaís cada una de las semillas que os regalan los árboles y las replanteís donde mejor crezcan. Si teneís dinero, comprad tierras y plantad árboles frutales y vegetales y hortalizas y cereales para alimentaros y para que los más necesitados tomen ejemplo y hagan lo mismo. Sino teneís dinero, plantad cuanto podaís en los campos abandonados y haced lo mismo.
El dinero no se come ni da la felicidad, por que este está muerto.
Esto no es ni será un grito en medio del desierto, pues, allá donde vayaís escuchareís los gritos y vereís las heridas de nuestra Madre.