Pocas imágenes hacen justicia a la impresión que produce caminar entre los mares de lava y montañas negras de Lanzarote, ni tampoco a la sensación maravillosa que recorre el cerebro cuando te paseas por la playa de Famara, con los pies descalzos en el agua, admirando el risco, que lleva el nombre de la playa.
PD: Pero por si queréis haceros una ligerísima idea de lo que os perdéis si no pasais por aquí nunca..