Hay profesiones–como la medicina–en las cuales es importantísimo tener una educación altamente específica. Pero hay muchas otras posiciones, especialmente en el mundo de los negocios, donde yo creo que la experiencia equivale a educación.
Para estos profesionales con mucha experiencia, la oportunidad de ir a la universidad muchas veces no era una realidad para ellos, y de igual manera en esos tiempos las empresas no tenían las mismas expectativas de sus empleados que tienen hoy.
Pero eso eran tiempos pasados. Hoy, cuando haces una búsqueda rápida de oportunidades laborales te darás cuenta rápidamente que tener un grado universitario es casi un requisito mínimo para cualquier posición de entrada. Esta expectativa ha hecho que los profesionales de las Generaciones X e Y sean una de las generaciones más preparadas de nuestras vidas. Entonces, ¿cómo puede competir alguien con experiencia pero sin un grado universitario?
Algo positivo es que aunque muchas compañías exigen una educación formal actualmente, aún quieren balancear esto con experiencia comprobada en el mundo profesional. Lo cual significa que los logros y resultados tangibles son valorados y serán de peso durante el proceso de entrevistas.
No hay muchas empresas que estén dispuestas a arriesgarse con un candidato sin experiencia, acabado de graduar, con un Masters, dándole un puesto de Director o Vice Presidente. Las empresas quieren ver cómo un recién graduado aplica su conocimiento académico en un ambiente laboral práctico y real. En estas ocasiones el profesional con experiencia puede balancear el tablero.