Pues ver cómo un hijo de puta torturaba hasta la muerte a un perrito: partirle las patas, quemarle con cigarrillos, patadas y puñetazos... hasta que llegó a estamparlo contra la pared un par de veces.
Me partió el alma en mil pedazos y no se me va de la cabeza cada segundo del vídeo. Y eso que lo vi hace 10 años por lo menos.