Conseguí mi primer trabajo en julio de 2011 con un contrato de 20h como ayudante de cajera en una tienda de venta de electrodomésticos y electrónica de una conocida cadena. Aunque sólo buscaba trabajo para verano, me ampliaron el contrato (mismas horas, misma categoría, mismo sueldo) pero llegando a ser responsable de caja a partir de navidades y hasta junio del año siguiente donde decidirían que, como no había dinero para hacerme fija, tenían que despedirme. No querían que devolviera el uniforme, pues en 6 meses, podrían volver a llamarme y querrían contar conmigo de nuevo. Un mes después (julio 2012) volví a encontrar trabajo para tirar el verano como promotora, tres semanas, cobrando 6€/hora (lo máximo que he cobrado hasta hoy). En diciembre de 2012, cuando justo se cumplían seis meses, me llamaron de esta primera empresa: volvía a trabajar con el mismo contrato (el mismo mismo, misma categoría, mismas horas, mismo sueldo). Con algunos cambios en la dirección ya no ejercía las funciones de responsable de cajas, ni financiación salvo que no hubiera nadie más (es decir, faltara a la que sí pagaban como responsable de caja o se diera el caso de que el cliente fuera inglés -nadie más lo hablaba-). A todo esto se sumó que la jefa suplente me hiciera algo de bullying: me jodió el horario (yo trabaja lunes, viernes y sábado 6-6-8) haciéndome ir de martes a viernes tres horas cada día (19h-22h, que salía siempre a las 22:30 con el tema de tener que cerrar) y el sábado 8h en partido; además me hacía el vacío dando las noticias a todo el equipo dejándome a mí a un lado (ejemplo: despiden a alguien y reúne a todo el equipo salvo a las dos cajeras que no podemos movernos de caja, luego viene y le dice a la otra chica "ven, que tengo algo que decirte" y a mí me deja a 5 metros sin noticia alguna). Aguanté hasta abril de 2013, donde terminaba mi este segundo contrato. Cuando quedaban dos semanas le digo que por motivos académicos (sí, estudiaba en la universidad mientras tanto) no podía continuar, que no sabía si habían pensado en renovarme, pero que ya no podía más, que iba a centrarme en mis estudios.
En noviembre volví a trabajar de promotora de nuevo, pero para otra empresa, y ahí sigo hasta el día de hoy, con un contrato con alguna que otra irregularidad pero que me ayuda ir tirando mes a mes.
Conclusión: si bien empecé a trabajar en 2011 y, no sin dificultades, tengo trabajo hoy; es cierto que me siento muy desprotegida frente al empresario, teniendo en varias ocasiones que aceptar unas condiciones de trabajo que son reprochables pero innegociables.